martes, 31 de agosto de 2010

LA CABEZA DEL TORO QUE MATO AL “YIYO” EN 1985, FUE MOTIVO DE VARIOS LITIGIOS EN LOS TRIBUNALES, Y ACABO EN EL SUPREMO EN 1990
Del blog Mano a Mano
Por El Zubi
Poca gente conoce, que la propiedad de la cabeza del toro Burlero, de la ganadería de Carlos Núñez, que mató a José Cubero “Yiyo” el domingo 30 de agosto de 1985 en la Plaza de Toros de Colmenar Viejo (Madrid), durante la Feria de Los Remedios, fue motivo de varios litigios en los tribunales, entre los carniceros que compraron los toros de aquella dramática corrida y la empresa Merlan S.A., adjudicataria de la Plaza, y que el asunto acabó en 1990 en el Tribunal Supremo, que respaldó la sentencia de la Sección 14ª de la Audiencia Provincial de Madrid, dándole la razón y la propiedad de la cabeza en última instancia, a los carniceros José y Domingo R. M., que recuperaron la propiedad de la cabeza cinco años después de la muerte de “Yiyo”. Pero empecemos por el principio, que es como hay que contar las historias. Burlero fue el sexto toro en lidia de la corrida que se celebró aquel negro día de las fiestas locales de Colmenar Viejo. José Cubero compartía cartel con Antonio Chenel “Antoñete” y José Luis Palomar. Al salir el toro se animó la cosa en la plaza. Rafael Atienza lo picó muy bien. Yiyo comenzó la faena con la rodilla en tierra, con tres impresionantes muletazos por bajo que quitaron la respiración a la plaza. El toro estaba bien ahornado por la lidia que se le había hecho.
José Cubero le dio tres series de redondos muy templados, bien ligados, muy intensos y sentidos. El torero es que se entregó desde el principio. Las series eran largas, de cuatro y hasta cinco pases, con las zapatillas clavadas en la arena sin enmendarse del sitio. Burlero era un toro muy encastado que repetía y repetía con codicia su noble embestida. La faena pasó a mayores cuando Yiyo se echó la muleta a la mano izquierda y comenzó a torear al natural desmayadamente, hasta empalmar dos con el de pecho. El público estaba ya conmovido y en pie. Yiyo, borracho de toro y poseído por la magnitud de su obra, cambió la espada y siguió toreando: cuatro molinetes fundido con el toro y tres naturales más por bajo para rematar la faena, dejando al toro cuadrado y pidiendo la muerte a gritos. El torero se perfiló y pinchó en hueso. De nuevo se perfiló y a volapié muy lentamente, dejándose ver se cruzó con el toro, metiéndole el estoque en todo lo alto. El toro al sentirse la espada se revolvió y Yiyo quiso hacerse el quite con un natural para sacarse de encima al animal, pero Burlero, herido de muerte estaba ya cegado y cogió al torero a quien dio una voltereta. Estando el torero tendido en la arena giró sobre sí mismo para que el toro no volviera a cogerlo, pero Burlero, herido de muerte, ya estaba encelado con su presa y no atendió a cuantos capotes le echaron para quitarlo de allí, y persiguió a Yiyo haciendo hilo con él hasta alcanzarlo de lleno en el costado con una terrible certeza. Lo enganchó, lo levantó del suelo y lo dejó de pie con el pitón dentro del cuerpo. El toro, libre de su presa cayó fulminado, mientras el torero auxiliado por sus subalternos, daba tres pasos hacia la barrera, con la vista perdida y se desplomó.
La muerte con su guadaña hizo acto de presencia. La estupefacción de los toreros delató la tragedia mortal. Yiyo estaba muerto. Cuando lo llevaban por el callejón las asistencias, el gesto del torero era delatador y terrible: los ojos abiertos y extraviados y la tez blanquecina cerúlea de la muerte. El ganadero Marco Núñez, horrorizado huía hacia Sevilla, sin entender aun a ciencia cierta lo que había pasado. Su muerte dejó secuelas de tragedia y de dolor: su apoderado Tomás Redondo, que no pudo sobrellevar el dolor de la tragedia se suicidó poco tiempo después. Chocolate, su mozo de espadas, murió también poco tiempo después, enfermo de la pena y la nostalgia, y su picador Rafael Atienza, murió pocos años después también. Recuerden que Yiyo estuvo en aquel fatídico y maldito cartel de Pozoblanco del 26 de septiembre de 1984 junto a El Soro y Paquirri. Burlero fue arrastrado por las mulillas hasta el desolladero.
Cuando los carniceros José y Domingo R. M. que habían adquirido las res por contrato de compraventa firmado el 13-8-1985, procedían al despiece de la res, separada ya la cabeza del cuerpo, irrumpió en la sala de desolladero de la Plaza un gran número de personas de la empresa Merlán S.A. y sin que los matarifes pudiera impedirlo, se la llevaron para disecarla. Durante cinco años la cabeza estuvo en manos de los propietarios de la plaza. Los compradores de la carne de aquella corrida interpusieron una demanda de menor cuantía a los propietarios de Merlán, por creer que se habían apropiado de algo que ellos habían comprado.
El Juez de 1ª Instancia de Colmenar Viejo dictó sentencia el 10-12-1988 desestimando la demanda de los carniceros, que como es natural la apelaron, y la Sección 14ª de la Audiencia Provincial de Madrid, en Sentencia de 11-5-1990, estimo el recurso y la demanda condenando a los demandados a entregar la cabeza del toro a los carniceros. Merlán interpuso un recurso de casación y el Tribunal Supremo rechazó el recurso, dejando sentado la sentencia dictada por la Audiencia en la que se dice que había existido “una desposesión cuando esa parte del cuerpo pertenecía ya a los demandantes, como industriales compradores de la carne, concepto no limitado a las canales de la res, sino a todas las partes en que normalmente se despieza, entendiéndose según costumbre habitual en el mundo del toro, que la compraventa de la carne de los toros a lidiar incluye el todo del animal: vísceras, cabeza y despojos”. Y esta es la triste historia sobre la muerte de “Yiyo” y de Burlero”, el toro y el torero que se mataron mutuamente y que no sólo trajo consecuencias trágicas al entorno del torero, sino que la codicia de algunos acabó en los tribunales.
Ustedes se preguntarán como ha podido llegar hasta mí manos esta sentencia tan interesante y curiosa, y que estoy seguro pasará ya a la historia de la Jurisprudencia y también de la Tauromaquia.
Los periodistas con raza somos inquietos y audaces, investigamos a veces, como sabuesos, lo divino y lo humano, pero la verdad es que todo ha sido fruto de una casualidad, que quiero que conozcan. La casualidad y el tiempo, por otra parte, son elementos consustanciales para cualquier investigación. La sentencia me la hizo llegar un extraordinario abogado cordobés, muy buen aficionado a los toros, llamado Ignacio Enríquez. El equivalente en la abogacía cordobesa a lo que Luis Miguel Dominguín fue en los toros, por prestancia, maestría y torería. Un número uno en lo suyo. En el último número de la revista La Montera en que publiqué el último capítulo de una serie dedicada a “La República, la Guerra Civil y los Toros”, hablaba de las ganaderías y ganaderos que desaparecieron en la fratricida guerra civil que los españoles sufrimos en el siglo pasado.
Mi generoso amigo Ignacio Enríquez, me mandó un correo electrónico con la citada sentencia y me decía: “Zubí: como te prometí, te remito la sentencia que dictó el Tribunal Supremo sobre la propiedad de la cabeza del toro que mató al Yiyo, que al final fue para el que compró las carnes. En tu artículo de La Montera sobre las ganaderías en la guerra civil, mencionas a mi abuelo materno Indalecio García Mateo, padre de mi madre Teresa García Nátera, que se la vendió a Carlos Núñez, fundamentalmente porque habían matado en el frente a su hijo Indalecio, que era el que la llevaba. Si te interesa te puedo dar mas datos”. El mundo es un pañuelo y la generosidad de las personas hay que corresponderla con el tributo de la gratitud. Por eso yo desde estas páginas te agradezco de corazón Ignacio, la luz que me has dado pues de alguna manera, tú y yo, hemos escrito juntos una nueva página en la historia de la Tauromaquia.

Resumen de la jornada taurina del lunes 30 de agosto de 2010

El recuerdo a José Cubero “El Yiyo” en la que se cumplieron 25 años desde su desaparición trágicamente en Colmenar Viejo (Madrid), en la que ha habido dos corridas de toros, una corrida de rejones y una novillada con picadores. Empezamos el resumen con lo acontecido en la feria de Colmenar Viejo (Madrid) en la que se recordó al maestro con el tradicional minuto de silencio para la memoria del torero. Luego en la corrida el triunfador de la corrida fue Manuel Jesús “El Cid” que cortó una oreja de cada uno de sus toros y abrió la primera puerta grande de la feria tras dos días de mal juego de los toros.
Sebastián Castella perdió las orejas por el mal uso de la espada y Alejandro Talavante no tuvo suerte con el lote que le correspondió.
En la feria de San Agustín de Linares (Jaén) acabó la feria con un cartel de las máximas figuras del toreo en la que Enrique Ponce no tuvo suerte con su lote y pasearon una oreja cada uno los diestros Julián López “El Juli” y David Fandila “El Fandi”.
En el tercer festejo de la feria de San Antolín de Palencia, se celebró una complicada y difícil novillada de Valdellán en la que el novillero salmantino Juan del Álamo vivió la cara y la cruz del toreo, la cara fue que cortó una oreja del novillo que abrió plaza pero en el cuarto de la tarde no tuvo suerte con el descabello escuchando los tres avisos. Lo mismo le pasó al novillero Diego Fernández que también escuchó los tres fatídicos avisos en su primer toro. Y sin suerte pasó José Ignacio Rodríguez. Cerramos el resumen con lo acontecido en la feria segoviana de Cuéllar en la que se celebró un festejo de rejones en la que Sergio Vegas perdió las orejas por el rejón de muerte y los triunfadores de la tarde fueron Diego Ventura y Leonardo Hernández, que cortaron cada uno, una oreja.


 






Resultados de los festejos del lunes 30 de agosto de 2010
COLMENAR VIEJO, 30 DE AGOSTO 3ª de Feria. Dos tercios de plaza.
Toros de Los Bayones y uno de Carmen Segovia (6º bis), desiguales de presencia. 1º manejable. 2º y 3º flojos. 4º noble y con clase. 5º parado y sin clase. 6º descastado.
Manuel Jesús “El Cid”: Una oreja y una oreja.
Sebastián Castella: Saludos y ovación tras un aviso.
Alejandro Talavante: Pitos y silencio.
Al término del paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de El Yiyo, herido mortalmente en Colmenar Viejo hace 25 años.

LINARES, 30 DE AGOSTO 3ª de Feria. Más de media plaza.
Toros de Zalduendo, correctos de presentación. Manejables y nobles pero flojos. 4º bueno hasta que se rajó. 6º con transmisión
Enrique Ponce: Palmas y saludos.
Julián López “El Juli”: Una oreja con petición de la segunda y silencio.
David Fandila “El Fandi”: Saludos y una oreja.

PALENCIA, 30 DE AGOSTO 3ª de la Feria de San Antolín. Media entrada.
Novillos de Valdellán, desiguales de presentación y de juego dispar aunque exigentes, de los que destacaron 5º y 6º, bravos y encastados. No rompió el 2º y fue peor fue el 3º dentro de un conjunto interesante.
Juan del Álamo: Una oreja y pitos tras tres avisos.
José Ignacio Rodríguez: Silencio y silencio.
Diego Fernández: Pitos tras tres avisos y pitos.

Cuéllar. Toros de Benítez Cubero, el cuarto de La Gloria.
Sergio Vegas, ovación y silencio;
Diego Ventura, palmas y oreja;
Leonardo Hernández, oreja y saludos.

Un gran "Cid" como mejor homenaje al "Yiyo" en el aniversario de su muerte

Colmenar Viejo (Madrid), 30 ago .- El torero Manuel Jesús "El Cid" cortó dos orejas y salió a hombros del tercer festejo de feria de Colmenar Viejo, ofreciendo además una buena versión de su toreo como mejor homenaje al "Yiyo" en el 25 aniversario de su muerte en esta misma plaza.


FICHA DEL FESTEJO.- Cinco toros de Los Bayones, aceptablemente presentados y de juego desigual. El mejor, el cuarto, noble y con calidad; el primero "se dejó" a medias y sólo por el pitón derecho; segundo y quinto, muy desrazados, se defendieron también mucho por su falta de fuerzas; e inválido el tercero. El sexto fue un sobrero de Carmen Segovia, en el límite de todo.
Manuel Jesús "El Cid", oreja y oreja.
Sebastián Castella, ovación y ovación tras aviso.
Alejandro Talavante, pitos y silencio.
Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en recuerdo del torero José Cubero "Yiyo", herido mortalmente tal día como hoy hace 25 años en esta misma plaza.
La plaza tuvo más de media entrada en tarde calurosa.
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"El CID" SE LLEVA PALMA, Y EL LOTE
"El Cid" tuvo en primer lugar un toro noblote, que se desplazó con cierto buen son en la muleta, pero sólo por el lado izquierdo, y que a mitad de faena comenzó perder fuelle hasta pararse por completo.
El sevillano aprovechó esa primera parte del trasteo para firmar dos series de naturales de alta nota por el temple, la largura y la ligazón de los muletazos. Faena, a medias, al igual que el toro, pero, como mató bien, fue premiada con una oreja.
El cuarto fue el toro de la corrida y "El Cid" hizo lo mejor de lo que va de feria. El toro tuvo mucha movilidad en la muleta, tomándola por abajo y repitiendo las embestidas. Un gran toro. El de Salteras le cogió el aire desde la misma apertura por el pitón derecho, por donde firmó series de muy buen trazo.
Faena, a más. Lo mejor llegaría al final, con la mano izquierda, en dos tandas de naturales de exquisita estética y hondura. Cortó una oreja de peso, pues el pinchazo previo a la estocada le privó del doble trofeo.
Lo único reseñable de la primera labor de Castella, un quite por ajustadas chicuelinas con el capote, pues el toro, muy abanto y distraído de salida, fue muy remiso en el último tercio.
Muy cortito de embestida y echando la cara arriba, defendiéndose por su falta de fuerzas y poca raza, el francés tan sólo pudo, a base de tesón e insistencia, conseguir algún apunte suelto, pero sin estructurar faena.
El quinto tuvo similar condición. Un toro muy deslucido con el que Castella volvió a hacer el esfuerzo aunque sin pasar de los meros detalles.
Talavante no tuvo la más mínima opción con su flojísimo primero, toro que no se tenía ni en pie, muy protestado por los tendidos. La faena, dada la situación, no fue a ninguna parte. Y por si fuera poco, dio un sainete con la espada.
El sobrero de Carmen Segovia que hizo sexto no tuvo ni un pase, y Talavante pasó si pena ni gloria, eternizándose de nuevo en la suerte suprema

lunes, 30 de agosto de 2010

EL PRÓXIMO 4 DE SEPTIEMBRE

La mayor ganadería de bueyes del país cede a Carbonero 70 reses para batir un récord mundial

La ganadería Naturbuey de Carbonero El Mayor, en Segovia, la mayor explotación de bueyes de trabajo español del país, cederá 70 animales al Ayuntamiento de la localidad para que ésta entre en el libro de récord mundiales con el mayor encierro mixto, en el que participarán 300 caballistas.
La iniciativa, impulsada por el Consistorio con el ánimo de conseguir algo "único en el mundo", pretende convertirse el próximo año en un récord Guinness. De momento, en esta primera edición busca liderar la marca mundial absoluta de trashumancia, según indicó a Europa Press uno de los propietarios de la explotación, Jesús García.
El alcalde de Carbonero, Tomás Galán, aseguró que será un espectáculo nunca visto con el que se pretende crear ambiente de campo y disfrutar con unos animales que en la actualidad, lejos de servir como una herramienta de trabajo imprescindible, han quedado para guiar a los toros en los encierros.
El encierro, que abrirá el próximo 4 de septiembre a las 9.30 horas las fiestas de la Virgen del Bustar, ya se ensaya por el recorrido previsto, según señaló el propietario de los bueyes.

Resultados de los festejos del domingo 29 de agosto de 2010

BILBAO, 29 DE AGOSTO 9ª Corridas Generales. Menos de media plaza.
Toros de José Escolar, desiguales de presentación. Varios de ellos muy vareados y, en conjunto, de poco juego. Falta de raza, se dejaron torear el primero, noble; el tercero, aunque sin celo y el quinto. Peligroso el segundo. Inválido el sexto.
José Pedro Prados “El Fundi” Saludos y palmas.
Rafael Rubio “Rafaelillo”: Silencio tras un aviso y vuelta al ruedo.
Morenito de Aranda: Saludos y saludos.



LAS VENTAS, 29 DE AGOSTO 1ª Certamen 'Ocho Naciones'. Un tercio de plaza
Novillos de El Retamar, correctos de presentación. 5º y 6 aplaudidos
El Califa de Aragua: Silencio tras un aviso y silencio.
Alejandro Enríquez: Saludos y silencio.
Emilio Huertas: Silencio tras un aviso y vuelta al ruedo tras un aviso.

SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES, 29 DE AGOSTO 4ª de Feria. Tres cuartos de entrada.
Toros de Victoriano del Río (el 3º de Toros de Cortés), desiguales aunque justos de presencia. De distinta condición aunque todos con movilidad y transmisión.
Julián López “El Juli”: Una oreja y dos orejas.
Sebastián Castella: Una oreja y dos orejas tras un aviso.
José María Manzanares: Dos orejas y una oreja tras un aviso.

BARCELONA, 29 DE AGOSTO. Menos de un cuarto de plaza.
Toros de Antonio San Román, bien presentados. desiguales de juego aunque desclasados en general. 4º complicado. 1º y 3º manejable.
Domingo López Chaves: Una oreja y ovación tras aviso mientras acudía a la enfermería.
Javier Valverde: Silencio y ovación.
Pedro Gutiérrez “El Capea”: Silencio y palmas.

Parte médico de Domingo López Chaves: "Herida penetrante en el glúteo derecho, sin trayectorias profundas, que interesa fascia glútea y fibras del músculo glúteo mayor. Varetazo en el extremo inferior de la cara posterior del muslo izquierdo. Subluxación del hombro derecho reducida espontáneamente. Pronóstico menos grave. Trasladado a la Clínica del Remedio de Barcelona”.

PALENCIA, 29 DE AGOSTO 2ª de Feria. Algo más de media plaza.
Toros de Antonio Bañuelos, correctos de presentación, mansos, descastados aunque manejables.
Manolo Sánchez que sustituía a Manuel Díaz “El Cordobés”: Pitos y una oreja.
Francisco Rivera Ordóñez “Paquirri”: Una oreja y ovación.
David Fandila “El Fandi”: Una oreja y ovación tras fuerte petición de oreja.

COLMENAR VIEJO, 29 DE AGOSTO 2ª de Feria. Un tercio de plaza.
Toros de Corbacho Grande, bien presentados y de juego manso, descastado y flojo. Manejable el 4º. Uno sobrero de Conde de Mayalde (5º bis al correr turno), basto de hechuras y manso.
José Ignacio Uceda Leal: Silencio y una oreja.
Javier Cortés: Silencio y silencio tras un aviso.
José Manuel Mas: Saludos y silencio.

LINARES, 29 DE AGOSTO 2ª de Feria. Media plaza.
Reses de Rocío de la Cámara, reglamentariamente despuntados.mansos y agarrados al piso en conjunto. 2º con movilidad.
Fermín Bohórquez: Silencio y vuelta al ruedo.
Diego Ventura: Dos orejas y una oreja.
Leonardo Hernández: Una oreja y una oreja.

 
ALCALÁ DE HENARES (Madrid) Casi media entrada. 3ª de Feria. Toros de Saboya. Justos de fuerzas. 1º y 5º de buena condición pero a menos. 2º muy flojo por su cojera. 3º manejable. 4º complicado. 6º rajado.
Sánchez Vara, oreja tras aviso y oreja.
César Jiménez, silencio y ovación con saludos.
Matías Tejela, oreja y oreja.

CIEZA (Murcia). Un cuarto de plaza. Cinco toros de San Marcos y uno de Torrehandilla (2º bis). 1º y 4º para rejones.
Sergio Galán, silencio y dos orejas.
Salvador Cortés, oreja tras aviso y saludos.
Javier Benjumea, saludos y oreja.


 
CUÉLLAR (Segovia). Media plaza. Toros de Manuel Blázquez. El 6º premiado con la vuelta al ruedo.
Fernando Robleño, silencio en ambos.
Javier Castaño, ovación y silencio.
Rubén Marín, oreja y oreja.





CALAHORRA (La Rioja). Media plaza. Reses de La Castilleja.
Pablo Hermoso de Mendoza, silencio, oreja y dos orejas.
Sergio Domínguez, ovación, silencio y ovación.





EN EL RECUERDO JOSE CUBERO "EL YIYO" - HOMENAJE POR EL 25 ANIVERSARIO DE SU MUERTE




JOSÉ CUBERO SANCHEZ”El Yiyo” nace en Burdeos (Francia) un 16 de abril de 1964, aunque nacido en Francia se considero madrileño, criado del barrio de Canillejas. Fue alumno destacado de la Escuela taurina de Madrid de la que tuvo dos compañeros de terna que recorrieron los cosos de España y Francia como son Lucio Sandín y Julián Maestro en la que un periodista taurino los bautizo como  “Los príncipes del toreo”.
El Yiyo, vivía con sus padres y dos hermanos Juan y Miguel,  relacionados también con el planeta de los toros, banderilleros, apoderado.
Con 11 años mato su primer becerro en publico.
En 1980 debutó con picadores en San Sebastián de los Reyes y finalizó esa temporada como líder del escalafón inferior, con 56 novilladas. Su mayor éxito fue conseguir el Zapato de Oro de la feria de Arnedo. El 14 de mayo de 1981 salió a hombros de Las Ventas en la primera novillada de  la Feria de San Isidro y su triunfo favoreció la alternativa, que  recibió en Burgos, el día 30 de junio, cuando Angel Teruel, en presencia de Manzanares, le cedió la muerte del toro “Comadrejo” de Buendía, de pelo entrepelado con el nº3.
Al año siguiente, el 27 de mayo de 1982 confirma su alternativa en la Monumental de Las Ventas de Madrid, de manos de José María Manzanares y con el testimonio de Emilio Muñoz, ante toros de Félix Cameno. Salió dos veces por la Puerta Grande de Las Ventas, ambas en 1983, concretamente los días 1 y 9 de junio.
En una época en que la ligazón y la reducción de distancias de Paco Ojeda dominaban el toreo, Yiyo se abanderó del clasicismo y la pureza del toreo, dogmas que en José Cubero se reunieron como virtudes para mandar en el toreo. Fue un torero medido, artístico, elegante y privilegiado. De línea clásica, pulcritud, buena técnica, gran valor y enorme vocación, templado, seguro y completo
Yiyo se presentó en Colombia durante las temporadas de 1984 y 1985 y lo hizo en Cali, Bogotá, Manizales, Medellín y Cartagena, siendo en esta última donde conquistó sus principales triunfos en Colombia, aunque en las demás tuvo destacadas faenas. Pero fue en “la heroica” en 1984, cuando cortó tres orejas el 8 de enero ante toros de El Aceituno y se llevó el trofeo al triunfador y a la mejor faena, trofeos entregados por la Alcaldía y la Peña El Clarín respectivamente.
El 26 de septiembre de 1984, en la plaza de toros de Pozoblanco (Córdoba) presencia la cogida mortal de Francisco Rivera “Paquirri” que le infiere el toro Avispado, y además lo tuvo que estoquear y le cortó las dos orejas.
En 1985 Yiyo realizaba la más completa de sus campañas. Se encontraba en la élite de las figuras de su tiempo, y como tal, sufría por la intransigencia de un sector de la afición de Las Ventas que le había impedido reconquistar los triunfos obtenidos un par de años atrás. Triunfo con fuerza, en Sevilla, Pamplona, Zaragoza y Dax en una temporada en la que reafirmó su temprana madurez y vitola de figura.
Estando en la cumbre de su carrera como torero y con gran popularidad, el 30 de agosto de 1985 sustituyó a Curro Romero en la plaza de toros de Colmenar Viejo, actuando al lado de “Antoñete” y Jose Luis Palomar, con toros de Marcos Nuñez. El sexto de la tarde, de nombre “Burlero”, permitió a José Cubero “Yiyo” una lidia muy artística que fue coronada con una soberbia estocada de la cual salió rebotado el torero. El astado, al sentirse herido de muerte, tiró el derrote seco al cuerpo del diestro, penetrándole la espalda y alcanzando el corazón, provocando así su muerte instantánea.
Curiosamente, alternó con Francisco Rivera “Paquirri” el día de la muerte de este último, provocada por una cornada del toro “Avispado” el 26 de septiembre de 1984, en la plaza de toros de Pozoblanco.
Poco tiempo después de la muerte del diestro, concretamente en 1988, el que fuera su apoderado Tomás Redondo apareció ahorcado, al no poder sobrellevar el dolor de lo sucedido en Colmenar. Y al poco tiempo fallecería “Chocolate” (su mozo de espadas), enfermo de pena, dolor y nostalgia.
Mediada la temporada, Yiyo sumaba 42 corridas, el mejor balance estadístico de su vida, cuando el 30 de agosto aceptó sustituir a Curro Romero que había mandado parte facultativo, por lo que hizo el paseíllo en Colmenar Viejo junto a Antoñete y José Luis Palomar.
Tres sustituciones lo habían lanzado en 1983 y la de Colmenar permitió que Yiyo interpretara una de sus mejores faenas. Para muchos críticos, la que realizó al sexto de la tarde, “Burlero”, número 46, con 497 kilos de peso, perteneciente a la ganadería de Marcos Núñez, fue un compendio de su más esplendorosa tauromaquia. Lo mató de un soberbio espadazo, pero el diestro resbaló en el embroque. Burlero, sin hacer caso a los desesperados capotes que intentaban el quite, olió el cuerpo del torero, y enceguecido por la estocada, el pitón derecho prendió el cuerpo de Yiyo partiéndole el corazón de inmediato.
Cuando Burlero cayó en la arena y Yiyo era llevado al callejón, el torero sólo tuvo alientos para decir “me mató”. Sus ojos perdieron el rumbo y trataban de esconderse en sus párpados aún abiertos; en la enfermería, los médicos sólo pudieron certificar su muerte. Los instantes que sucedieron fueron dramáticos y espeluznantes.
José Cubero tenía 21 años y fue enterrado en el Cementerio de la Almudena de Madrid. Su entierro, que tuvo lugar el 1 de septiembre de aquel año de 1985, fue multitudinario. El cortejo fúnebre partió del domicilio del torero, en el barrio madrileño de Canillejas, e hizo un alto en la plaza de toros de Las Ventas, que estaba abarrotada de público, donde se le dio una clamorosa vuelta al ruedo. Eran las cinco en punto de la tarde. Desde allí fue trasladado, a hombros de compañeros y amigos hasta el cementerio de la Almudena.
Posteriormente, se levantó un monumento en su honor frente a la puerta grande de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid.
Un extracto de "Yiyo, torerazo" una  bonita crónica del maestro Joaquin Vidal.
Yiyo, torerazo
JOAQUIN VIDAL, - Madrid - 02/06/1983
“Vino de suplente y ahí está, candidato a triunfador de la feria. Yiyo, esa es la figura. Yiyo, torerazo. Torero completo, en todas las suertes. Torero en la brega, en quites, y con la muleta, artista y dominador. El repertorio de la tauromaquia que plasmó ayer Yiyo ante la asombrada cátedra de Las Ventas, y cuando ya lo había desgranado con auténtica exquisitez, se mostró en su dimensión de torero de casta, valiente, decidido a triunfar a pesar de la bronquedad del toro y a pesar de la cogida. Este sí que es valiente, a carta cabal. Éste no se reboza por las sienes del borrego inválido, al amparo de su ceguera imposibilitándole la embestida. Éste se deja ver, aguanta la arrancada fuerte, desprecia el fulgor helado del gañafón. Y torea. Torea además con alma, e imprime la marca de su personalidad, sin necesidad de proclamarla o de fingirla cara a la galería. Porque lleva el toreo tanto en la cabeza como en el corazón, y ese toreo, de escuela, lo interpreta con la peculiaridad de su sentimiento, adecuándolo a las cambiantes condiciones del toro”.
… “Cuando cobró la estocada -que quedó baja- el triunfo ya era de apoteosis y la plaza entera le aclamaba. "¡Torero!, ¡Torero!". Salió a hombros por la puerta grande, y en aquellos momentos ocupaba un puesto cimero entre las figuras. La lección de Manolo Vázquez, la maestría de Antoñete y su distancia, la torería de Esplá, habían tenido por una tarde su síntesis en Yiyo; torerazo Yiyo”.

JOSE CUBERO "EL YIYO" - HOMENAJE POR EL 25 ANIVERSARIO DE SU MUERTE - MUSICA. PACO MARIN- "EL YIYO"- MILONGA

domingo, 29 de agosto de 2010

CUENTA ATRÁS



Faltan pocos días , para que estos utreros de la ganadería Los Maños , triunfadora en las dos ediciones anteriores , junto con el resto de sus hermanos santacolomeños , sean lidiados el 9 de septiembre en la III Feria de Novilladas "Villa de Andorra"



Pulsen y vean los novillos en el blog de la ganadería.



Fotos Kakel



CURAS TOREROS (Curiosidades)

Por Plácido González Hermoso

Ilustraciones de Vicente Arnás

Juegos de toros hay en España desde tiempos pretéritos, al igual que desde remotas épocas los clérigos participaban en correr toros.
Quizá, debido a que las fiestas de toros eran consideradas por la Iglesia Católica como de origen pagano o tal vez porque era una práctica demasiado habitual entre el clero de aquel tiempo participar en los juegos de toros, unido a la persistente lucha de la religión católica contra las corrientes arrianas de la época, además de la insistencia en combatir los cultos de la religión Mitraica, verdadera enemiga y competidora del cristianismo, fueran causas que llevaron a San Isidoro de Sevilla (Cartagena 560-Sevilla 636) a decir aquello de que ”Los juegos circenses fueron establecidos por causa de los sacrificios y en celebridad de los dioses gentiles, donde claramente se muestra que los que a ellos concurren tributan culto al demonio”.
Fue ésta postura uno de los primitivos gérmenes para que, posteriormente, alumbrasen las prohibiciones pontificias, en especial las de los siglos XVI y siguientes?.
De cualquier modo, dura sentencia la de este doctor de la Iglesia, ferviente luchador contra los judíos como lo prueban sus obras dogmáticas “Contra iudaeos” y “Quaestiönes adversus iudaeos et cëterus infidelis” (Contra judíos y Cuestiones contra judíos y demás infieles).
No obstante, debió hacer poca mella en el ánimo de las aficiones clericales que, a lo largo de las centurias siguientes a la época visigoda, siguieron asistiendo con profusión y donde la participación y asistencia a festejos taurinos de clérigos regulares, componentes de órdenes menores o mendicantes, seguían siendo tan numerosas como escandalosas para ciertas conciencias moralistas.
Julio Caro Baroja, en “El Estío festivo”, hace referencia a “una carta que el rey Sisebuto (612-621) dirige a cierto Obispo de Barcelona, llamado Eusebio, parece que éste era ya gran aficionado a los espectáculos de toros, cosa que el piadoso rey censura”. Esto en pleno siglo VII, cuya carta fue publicada por el padre Enrique Flores en “La España sagrada”( VII, Madrid 1890, pag. 326).(2)
Es evidente que lo habitual de aquellas prácticas provocaron, pasado el tiempo, que el rey Alfonso X “EL Sabio” (1221-1284) legislase contra esos hábitos infamantes en las famosas Partidas, concretamente en la nº I, título V, ley LVII, donde establece que “los prelados non deven yr a ver los juegos...así como alanzar, o boordar, o lidiar los toros, o otras bestias bravas nin yr a ver los que lidian...”, poniendo de manifiesto lo extendida que estaba entre el clero dicha costumbre, y en caso de desobediencia se le impusiese la infracción de:“...quedasen vedados de su oficio por tres años...”.
Un hecho curioso acaecido en Talavera de la Reina, con motivo de la organización de las famosísimas “Mondas” o “Fiestas de los toros”, pone de manifiesto la intervención del clero en estos menesteres. Acaeció en 1514 cuando, debido a las enormes desavenencias entre la Iglesia y el Ayuntamiento por la organización de las fiestas -se lidiaban veinticinco toros- sin que se llegase a acuerdo alguno, el sábado Santo, el Párroco de Santa Leocadia se sentó en un sillón delante de la puerta del toril de la plaza de toros, aledaña a la ermita de la Virgen del Prado, sin que se pudiese celebrar la corrida. Eso dio lugar a una serie de grescas y peloteras entre los dos Cabildos, el Eclesiástico y el Municipal, que desembocaron en la conocida “Acta de Concordia”, creándose por primera vez, el 25 de febrero de 1515, los cargos de “Canónigo Torero” y “Regidor Torero”, quienes en lo sucesivo serían los encargados de organizar, al alimón, las fiestas de “Las Mondas”.(6)
Muchos fueron también los Prelados que instituyeron variadas prohibiciones, en sus Constituciones Sinodales, para que los clérigos no presenciasen ni corriesen toros. Así el Obispado de Calahorra en la Constitución de 1553, establecía en su artículo VIII, hablando de los toros “...Que los clérigos de orden sacro no salgan a los capear ”.(5)
El Obispo de Pamplona, D. Bernardo de Sandoval y Rojas (1588-1596), estipuló en las Constituciones Sinodales, capítulo 7, titulado “Que los clérigos no dancen, ni bailen, ni canten cantares deshonestos, ni prediquen cosas profanas, ni se disfracen, ni vean toro”, establece la obligación de que: “…ningún clérigo, ni sacristán, baile, ni dance ni cante cantares deshonestos… en público ni en secreto: ni se disfrace para hacer representaciones profanas… ni se halle presente donde corran toros, so pena de dos ducados para povres, y ejecución de justicia, y diez días en la cárcel”.(1)
También en las del obispado de Palencia, publicadas en 1585, se dice “Que los clérigos no salgan a correr toros con los legos, so pena de mil maravedises para los pobres y por cada vez que lo hicieren”. (5)
Nótese que éstas disposiciones se producen, además, cuando ya se habían publicado las Encíclicas papales condenatorias como “Salute Gregis”(1567) y “Exponis Nobis”(1575) de Pío V y Gregorio XIII respectivamente y un año antes de ver la luz el Breve “Nuper Siquidem”(1586) promulgado por Sixto V y dirigido al obispo de Salamanca. En todas esas disposiciones pontificias, con diversas variantes, se seguían manteniendo las prohibiciones para clérigos consagrados y órdenes mendicantes que participasen en festejos taurinos: “so pena de excomunión mayor Apostólica, trina Canónica”.
Curiosamente, en el “Breve” de Sixto V se hacía hincapié al Obispo de Salamanca, a la sazón D. Jerónimo Manrique “... dándole facultad libre y autoridad plena para que impida las enseñanzas que en sus cátedras explican falazmente que los clérigos sagrados y regulares pueden lícitamente asistir a los espectáculos taurinos sin incurrir en pecado”.
A pesar de tantas prohibiciones, amonestaciones, exhortaciones o reprensiones sermoneadas, no faltaron defensores sobre la participación de los clérigos en las fiestas de toros con variados argumentos en pleno siglo XVI. Algunos llegaron incluso a decir que “...el correr toros solo será pecado mortal cuando los toros son cruelísimos y peligra la vida del que los corre...”.
Otros, como el dominico fray Acacio March de Velasco, de la orden de Predicadores, en una obra publicada en 1658, hace un verdadero ejercicio de sutileza imaginativa para justificarlos, descubriéndonos los efectos que producían en los toros, según él, las aguas y las hierbas valencianas, al decir: “De este peligro parece que estarán libres en esta ciudad de Valencia, pues llegando los toros de Castilla, a ella, aunque sean muy bravos y feroces, en bebiendo agua del Turia y comiendo destas yervas se les pasa mucha de su ferocidad”. (2)
Habría estado de acuerdo con él Santo Tomás de Villanueva (1487-1555), antagonista por excelencia donde los hubiere, que catalogaba esas fiestas de toros de bestiales y diabólicas?. En una carta que dirige el cardenal Portocarrero al rey Carlos II, el 25 de septiembre de 1680, sobre la obligación de ser cumplidas las disposiciones Apostólicas prohibitivas de las corridas de toros, en todos los reinos de la Cristiandad, entre los muchos argumentos que aporta en sus razonamientos dice:
“…el Graue Arzbpo. de Valencia Santo Thomas de Villanueva que predicando la fiesta de San Juan Baptista dijo las palabras sig.tes. “Paso en silencio ahora otros mil vicios públicos, pero quien tolerara la bestial y Diabólica costumbre de nra. España de correr toros? Que cosa mas bestial, que esrtimular avn Bruto para que despedace a los Hombres? Ocruel expectaculo O juego cruelísimo! Ves a tu Hermano Christiano, que arrebatadamente despedazado del Toro pierde la vida, no solo del cuerpo, sino también del Alma (porque comúnmente mueren estos en pecado) y te alegras, y reciues deleyte de esta Fiesta?...”(3)

viernes, 27 de agosto de 2010

"Taurus. Del mito al ritual" analiza en Bilbao la importancia del toro en el arte

El Museo de Bellas Artes acoge la exposición .
Se muestran 208 piezas desde la Edad de Bronce hasta hoy, pasando por Goya, Zuloaga, Picasso, Miró o Barceló

Zeus adoptó la forma de toro para engañar y seducir a Europa, madre del rey Minos de Creta. Pero desde mucho antes, desde la prehistoria, el toro ha ocupado un lugar destacado en la cultura de las civilizaciones mediterráneas, como han demostrado las pinturas rupestres halladas en cuevas como Altamira o Lascaux. El Museo de Bellas Artes de Bilbao acoge una singular exposición que bajo el título de Taurus. Del mito al ritual analiza la trascendencia cultural de la figura taurina a lo largo de la historia del arte. El origen de esta muestra, que está producida por la propia pinacoteca, con el patrocinio de BBK, Iberdrola y la colaboración de Euskaltel, se encuentra en la conmemoración del centenario del Club taurino Cocherito de Bilbao.
Según explica el director de la pinacoteca, Javier Viar, que también ha comisariado la exposición, "la muestra ha crecido durante su gestación hasta convertirse en una profunda y exhaustiva revisión del mito del toro, para la que se han contado con obras cedidas por medio centenar de museos y colecciones internacionales". En total, se han conseguido reunir más de 208 obras entre pinturas, esculturas, obra sobre papel y artes aplicadas desde la Edad del Bronce y la cerámica griega hasta la actualidad, pasando por Goya, Zuloaga, Gutiérrez Solana, Picasso, Miró, Saura, Equipo Crónica o Barceló, entre otros.
Taurus. Del mito al ritual está dividida en dos grandes secciones: El mito y los mitos del toro y El ritual de la fiesta, esta última, a su vez, ordenada en seis apartados en torno al desarrollo de la tauromaquia: los orígenes, los lugares, los personajes, la lidia, la tragedia y la gloria, y las imágenes de después de la fiesta.
Recorrido
Nada más entrar en la Sala BBK de la pinacoteca, el espectador se topa con piezas arqueológicas como la vasija de Amlach, fechada hacia 1200 antes de Cristo, de origen iraní, dos ánforas griegas del siglo I a.C. del Museo Arqueológico de Nápoles, el toro de Porcuna, realizado en caliza en el año 600 a.C., y dos bronces representando los cuernos de un toro, del siglo I d.C. También se pueden ver obras de arte contemporáneo, como las Cabezas de toro, de Luis Fernández Picasso o Miró.
El toro aparece también como figura central de varios mitos griegos. En este apartado se pueden contemplar la escultura Europa sobre el toro (470 a.C.), del museo del Louvre, El rapto de Europa (Martin de Vos, 1603), de la colección propia del Bellas Artes, Hércules lucha contra el toro de Creta, de Zurbarán o cuatro minotauros de Picasso.
Algunas de las galerías se visten de rojo púrpura para acoger el ritual de la fiesta. En Creta, Grecia y Asia Menor surgieron los espectáculos protagonizados por estos animales. Algunos jinetes griegos los fatigaban para luego abatirlos por los cuernos. Pero, el ritual surgió en la Península Ibérica: en época prerromana se desarrollaron las cacerías del toro salvaje, los árabes practicaron juegos taurinos... La costumbre del toro nupcial está documentada en las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, de mediados del siglo XIII, que ilustran la existencia de un rito nupcial que consideraba que la sangre del toro tenía una mágica cualidad fertilizante.
En esta parte de la exposición, también se pueden ver obras como La Vista de la Villa de Bilbao, de Thomas Morony (1784) en la que se aprecia la antigua plaza de toros, donde en la actualidad se ubica el mercado de la Ribera, Vista de la plaza y corrida de toros en Madrid, (1791), de Antonio Carnicero, El ruedo ibérico, de Equipo Crónica, que recuerda a la España cañí de 1981...
También hay algunas mujeres toreras como Las señoritas toreras, prestado por el Pompidou, dibujos de Ramos Uranga, desconocidos por el gran público... La muestra también reúne en Bilbao las series completas de célebres grabados sobre las distintas facetas de la lidia del toro, como La Tauromaquia y Los toros de Burdeos, de Goya o el Toro y La tauromaquia o el arte de torear, de Pablo Picasso. Concretamente, el encuentro bestial entre dos elementos contrapuestos, toro y caballo, fue una obsesión a lo largo de la vida artística de Pablo Picasso.
La exposición finaliza con un apartado dedicado a la tragedia y a la gloria: Tragedia que se percibe en obras significativas como Corrida de toros y Cabeza de toro muerto, ambas de Luis Fernández; La muerte de un torero, del onubense Daniel Vázquez Díaz y La víctima de la fiesta, del vasco Ignacio Zuloaga en el que un cabizbajo picador regresa a casa en un famélico caballo blanco cubierto de roja sangre. Y momentos de gloria en la plaza, efímera como intensa que ser percibe en cuadros como El saludo del torero, de Mariano Fortuny o Machaquito como apoteosis del torero cordobés de la época, de Romero de Torres. Taurus se puede ver hasta el 5 de septiembre en el museo bilbaíno.

"Se debería de promover la itinerancia de estas exposiciones, para fomentar el conocimiento del mundo del toro"