domingo, 22 de agosto de 2010

Anécdotas antiguas y no tan antiguas: El Gallo de Morón, Antoñico está muerto según el Cosio y Alcalde cesado por antitaurino entre otras

EL GALLO DE MORON
El periódico “Non Plus Ultra de 1 de abril de 1919 insertaba en sus páginas lo siguiente:”Hubo unos días allá por el mes de junio de 1914 en los que el nombre del ilustre doctor Morón corría de boca en boca en toda España. En la feria toreaba aquel año el diestro Rafael El Gallo, quién víctima de una aparatosa cogida, yacía entre la vida y la muerte. Su gravedad fue tan extrema que llegó a extenderse la noticia de su muerte; pero la ciencia enorme y prodigiosa habilidad del doctor Morón obraron un verdadero milagro con el lidiador gitano, curándolo maravillosamente de la lesión que le infiriera en el pecho el cornúpeto”.
Personaje tan querido, ad mirado (El Dr.. Morón), venerado hasta el extremo de que la ciudad de Algeciras, por suscripción popular le regaló un coche “Fiat”.
La revista taurina “La Lidia”, publicó una caricatura en la que se veía al doctor Morón con su bata de cirujano y un gallo, cuya cabeza es la de Rafael Gallo con la siguiente frase: El Gallo de Morón
-Chóquela doctor Morón, nos ha dejado usted al Gallo como siempre de bueno:sinpelo ycacareando”.
Por su parte el pueblo de Algeciras cantaba:
“Si toreas en Algeciras no tengas miedo, que don Ventura no se le muere ningún torero”.-

”ANTOÑICO ESTA VIVO PERO “EL COSIO” LO DA POR MUERTO
Se llama Antonio Ramos Zambrana “Antoñico” en el mundo del toro, ha sido un buen torero de plata, y aunque sufrió una gravísimo cogida en Pamplona que lo retiró del toreo, está afortunadamente vivito y coleando, pese a lo cual esa Biblia que para los taurinos es “El Cosío” lo da por muerto desde hace ya más de diez años.

ALCALDE CESADO Y TENIENTE DE ALCALDES MULTADOS POR ANTITAURIMOS
Increíble, y aquí s ele pueden añadir, cantidad de adjetivos calificativos y descalificativos, a lo que pasó en la “especial” Algeciras a principios del siglo XX.. Ocurrió el día 19 de Agosto de 1903. El Ayuntamiento anotaba en su Libro de Actas los siguiente: Se da cuenta de la suspensión de D. Juan Furest en cu cargo de Alcalde de Algeciras por haberse negado a presidir la corrida de novillos de la feria y haber dejado de asistir la Guarda Municipal al espectáculo”. Asimismo se dio cuenta de la multa de cincuenta pesetas que se imponen por el gobernador Civil a los cuatro Tenientes de Alcalde por el primero de los motivos. El Sr. Pérez Santos, da cuenta de haber cesado en el día de hoy al Alcalde Sr. Furest”.

CORRIDAS DE TOROS EN EL MATADERO
“Antes de 1850, las corridas que aquí tenían lugar, se daban en el corral del actual matadero convenientemente preparado para el objeto; pero cuan do Algeciras empezó a tener feria, lo primero en que se pensó, fue en construir una plaza, formándose al efecto una empresa, que levantó en 1851, en el lugar que hoy ocupa la que tenemos, un circo con pared de piedra y gradería de madera. Este circo, duró unos 14 años, hasta que por su mal estado, hubo necesidad de edificar la actual plaza que se inaugura en 1860 mediante la ampliación de la antigua empresa con nueve acciones, colocándose entre varios vecinos, que son hoy sus propietarios. Es de mampostería, y de madera la gradería cubierta, tiene capacidad para 6.500 espectadores, y su coste ascendió a más de 40 mil duros.”
Texto extraido de la página 276 del libro ”Antiguo y Moderno Algeciras” escrito por D. Emilio Santacana y Mensayas: considerado por muchos como el mejor alcalde que ha tenido Algeciras.

LOS TOROS Y EL PADRE COMENDADOR
La primera petición para celebrar corridas de toros en Algeciras fue formulada en 1762 por el Padre Comendador del Convento de la Merced, patria, con el producto de las mismas costear las obras de construcción de la iglesia.
Los trámites fueron largos, pues duraron hasta 1765, en que se concedió licencia “para celebrar durante tres años, ocho corridas de toros cada uno de ellos”.
Estas corridas se desarrollaban en el patio del matadero, y algunas de ellas, como la que tuvo lugar en 1814 para celebrar el regreso de Fernando VII, en la Plaza Baja.
El interés que el pueblo demostró por estos espectáculos, puso de manifiesto la pequeñez del patio del matadero, lo que propició la creación de una Junta que, mediante suscripción popular, se encargara de construir una plaza de toros en condiciones. La financiación de esta pretendida obra tropezó con muchas dificultades, lo que dio lugar a que llegara el año 1850, y con él la primera feria, sin que este asunto estuviera resuelto, por lo que las corridas tuvieron que seguir celebrándose en el patio del matadero.

UN CIRCO CON TAPIA DE MAMPOSTERIA
La Junta constituida dos años atrás, ante esta situación que no armonizaba con la importancia que se le quería dar a la Feria, fue sustituida por una nueva empresa, que para el año 1851 (segunda Feria) pudo levantar un circo con tapia de mampostería y graderío donde, desde aquel año pudieron celebrarse la fiesta de toros con cierta dignidad. Esta construcción se ubicó en el mismo lugar donde después estaría la plaza de toros de “La Perseverancia”, de cuyo solar tras su derribo se ubicó el complejo comercial “Plaza de Andalucía”. (datos extraídos de la obra inédita de Pérez-Petinto y Costa, Manuel “Historia de la Muy Ilustre y Muy Patriota Ciudad de Algeciras 1.944.

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Hemingway o la pasión por la fiesta

El impacto de los Sanfermines

Hemingway llegó por primera vez a Pamplona en julio de 1923, acompañado de su mujer Hadley y un grupo de amigos. Estos serían para el joven Ernest los primeros sanfermines de una larga serie, e inspiradores de la novela Fiesta (The sun also rises), fuertemente autobiográfica y mucho más exitosa de lo que el joven autor podía esperar por entonces. Este relato de las circunstancias que rodearon las fiestas pamplonicas del 23, con sus encuentros amorosos y anécdotas de toros, alcohol y juerga, supuso uno de los mayores éxitos y la consagración de un escritor que años más tarde llegaría a recibir el premio Nobel.
El impacto que los sanfermines produjeron en Hemingway le llevó a tomar la determinación de volver a Pamplona cada año: así lo hizo entre 1923 y 1931, para retomar su costumbre en 1953. La última visita tuvo lugar en 1959, y algunas cartas a sus amigos nos confirman que pensaba volver en el 61. Pero la muerte cambió los planes: Hemingway se quitaba la vida en su casa de Ketchum. Era el 2 de julio y faltaban seis días para el chupinazo.

Pasión por los toros
En los sanfermines se inició también una de las que llegarían a ser las grandes pasiones de Hemingway: la fiesta de los toros. Este espectáculo de valor y riesgo tocó en lo más hondo de las emociones del escritor; Ernest, un hombre obsesionado con la muerte y que tenía en la caza una de sus mayores aficiones, veía en los toros la lucha suprema entre el hombre y el animal, entre la vida y la muerte.
Ya en su primera visita a Pamplona Hemingway quedó profundamente impresionado por los encierros y el toreo. En concreto, en aquel verano del 23 se maravillaría ante el arte de Nicanor Villalta, un torero que aquel año triunfó en el coso pamplonés y en cuyo honor el primer hijo de Hemingway recibiría el nombre de John Hadley Nicanor Hemingway.
En sus siguientes visitas, el escritor conocería y entablaría amistad con varios toreros. En la primera etapa de sus estancias en España serían Cayetano Ordoñez (“Niño de la Palma”) y Cagancho quienes ocupasen los primeros puestos de su particular escalafón. Sin embargo, fue en 1953, en su primer viaje a pamplona tras la guerra civil, cuando Hemingway iniciase la que sería su relación más intensa con un torero: Antonio Ordóñez, hijo de Cayetano.