miércoles, 1 de diciembre de 2010

Valladolid mantiene sus festejos taurinos pese al descenso regional

 

La provincia, con 739 espectáculos, encabeza este año el escalafón de Castilla y León

 La provincia de Valladolid mantiene el tipo delante de los astados en un periodo de acusada crisis económica con un total de 739 espectáculos taurinos celebrados a lo largo de 2010, nueve más que el año pasado, a diferencia de lo que sucede en el conjunto de Castilla y León donde el número de festejos ha sido menor, con un descenso del 5,65% respecto a 2009 (pasando de 2.553 a 2.409 festejos). En este sentido, la comunidad autónoma ha recibido una cogida fuerte de la que sigue sin recuperarse por la disminución del 16% si se miran los datos acumulados de los dos últimos años.
El mayor número de festejos taurinos en Castilla y León en 2010 ha tenido lugar en Valladolid (739), seguida de Salamanca (490), Segovia (344), Zamora (291), Ávila (255), Soria (97), Burgos (83), Palencia (79) y León (31). Según datos de la Delegación Territorial de la Junta, este año se han realizado festejos de este tipo en 82 localidades vallisoletanas, la misma cifra que en 2009, lo que supone que más de un tercio de los municipios de la provincia han contado con espectáculos taurinos durante la temporada.
En el caso de los festejos populares, en la provincia vallisoletana, este año se han incrementado del orden del 4% con un total de 684 (658 en el 2009) ejecutando carreras y lances de altos vuelos en encierros urbanos, por el campo y mixtos con 379, también en vaquillas, becerradas, capeas y probadillas, con un total de 272, y tan solo con la pérdida de dos concursos de cortes (33 en 2010 por 35 en 2009 y 43 en 2008).
Mientras, en Castilla y León se ha notado una caída acusada del 6%, ya que se han celebrado 124 festejos populares menos (de 2.038 a 1.914), «aunque siguen siendo la garantía de que la gente joven se vaya incorporando a los toros», según el consejero de Interior y Justicia de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que señala que «a pesar de todo, son cifras importantes por el tema de la crisis y porque siguen siendo una gran fuente de empleo y riqueza para la región», destacó.
Los festejos denominados mayores o serios continúan perdiendo peso tanto en Valladolid como en Castilla y León. En la provincia, con un leve descenso, con siete menos (de 55 a 62), aunque bien es verdad que en los últimos dos años casi se han perdido una treintena de espectáculos de este tipo (en 2008 se contabilizaron 82). Este año ha habido 16 corridas de toros, 13 novilladas con o sin picadores, 14 festejos del arte del rejoneo, cinco festivales, cinco espectáculos mixtos y dos eventos de toreo cómico.
Las novilladas y los rejones se llevan la peor parte, ya que se celebran la mitad que hace un par de años, aunque emergen de manera especial los bolsines, festivales y los espectáculos de carácter mixto (pasando de 36 a 83 en 2010 en toda Castilla y León) que hacen que la caída en conjunto sea más llevadera, al igual que en la región, donde ha habido veinte festejos serios menos este año, aunque en los dos últimos la embestida de la crisis se ha llevado por delante un total de 128.
Las corridas de toros son la punta de lanza que sustentan la fiesta nacional tanto en Valladolid como en Castilla y León, región en la que se ha alcanzado la cifra de 98, el 11,3% más, con diez festejos más que los celebrados el año pasado. En Valladolid han sido dos corridas más que el año anterior (14), aunque seis menos que en 2008, cuando se llegaron a las 22. Encabeza el escalafón de corridas de toros Segovia (18), seguida de Burgos (17), Valladolid (16) Ávila (14), Salamanca (12), Soria (7), Zamora y Palencia (5) y León, con cuatro.
A modo de balance, Valladolid y su provincia acaparan el 5% de los 15.000 festejos que se celebran en España al año. Castilla y León, el 16%. El porcentaje se dispara en cuanto a festejos populares y de los 10.000 aproximadamente que se celebran en el territorio nacional casi el 20% tiene lugar en la comunidad y del orden del 7% en Valladolid.
nortedecastilla.es

Fallece el ganadero portugués Luis Jorge Ortigao Costa

El ganadero Dr. D. Luis Jorge R. Ortigao B. Costa, propietario de la ganadería que se anuncia a su nombre, falleció ayer por la tarde en Azambuja (Portugal).


El Dr. D. Luis Jorge Ortigão Costa ingresó en la UCTL en 1970 al adquirir el hierro y la ganadería de Dña. María Cruz Gomendio, modificando el diseño del hierro y pasando a anunciarla a su nombre, tomando antigüedad el 29 de agosto de 1971. El ganado tenía origen Félix Suárez cruzado con sementales de origen Gamero Cívico de D. Juan Guardiola Soto. En 1997 adquirió un lote de 115 vacas de 'El Torreón', que fue seguido de aportaciones de sementales del mismo origen, eliminando el origen inicial de la ganadería y conservando únicamente animales de origen 'El Torreón'.
A su vez, D. Luis Jorge Ortigao Costa era padre del también ganadero Sebastián Ortigao Costa, actual presidente de la zona de Portugal de la Unión de Criadores de Toros de Lidia.
La misa funeral ha tenido lugar hoy en la localidad portuguesa de Azambuja a las 13:00 horas (hora portuguesa) y el entierro a las 15:00 horas.

AULA DE TAUROMAQUIA C.E.U. UNIVERSIDAD SAN PABLO


Jueves, 2 de Diciembre de 2010

D. Adolfo Rodriguez Montesinos. Ganadero.Veterinario.Critico Taurino.

"Encastes en peligro de extinción"

Tendrá lugar a la 7.30 horas en la Facultad de Derecho de la Universidad CEU San 

Pablo.C/ Julián Romea, 22. - Madrid

Cincuenta años... que son cinco siglos

El pasado histórico de los toros en el Ecuador nos remite a cinco siglos atrás, a épocas en que los cronistas describían los festejos en plazas del Quito colonial

Por: Santiago Aguilar
Especial para HOY
Ayer arrancó la Feria Jesús del Gran Poder ciclo de espectáculos taurinos que este año está marcado por la conmemoración de los 50 años de funcionamiento de la Monumental Plaza de Toros Quito, efeméride mayor para la historia de la fiesta de los toros en el Ecuador.
Si bien el coso de Iñaquito y su apasionante recorrido temporal es el principal referente de la actividad taurina en nuestro medio, el pasado histórico de los toros nos remiten a cinco siglos atrás, a épocas en que los cronistas describían los largos y repetidos festejos que se montaban en plazas y plazuelas del Quito colonial para celebrar acontecimientos importantes.
Hoy saludamos emocionados el medio siglo de existencia del querido coso de Iñaquito anclando este sentimiento en la gigantesca base antropológica, cultural y popular de la cosa taurina en nuestro medio; saludamos a una fiesta profunda y mestiza, atada a la vida del Ecuador y su gente.
Las referencias históricas sobre la realización de los primeros espectáculos taurinos en Quito se ubican en 1573; es decir, treinta y nueve años después de la fundación; sin embargo, en el libro El arte ecuatoriano, el padre José Vargas, dominico dedicado al estudio del arte colonial del Ecuador, menciona los acuerdos del cabildo de 1595, 1610, 1614 y 1616, que ya hacen referencia a jugar y correr toros, y cita una noticia de 1549 sobre corridas de toros en Quito con motivo de las celebraciones de la Pascua, es decir que de manera documentada podemos afirmar que el pasado taurino quiteño se ubica apenas 15 años después de la fundación de la ciudad.
En el libro La Real Audiencia de Quito Claustro de los Andes, el ilustre historiador Ricardo Descalzi aporta datos importantes relacionados con la historia de la ciudad y en ella las actividades taurinas precisando que:
El 10 de mayo de 1573 el Cabildo de Quito tiene "acalorada sesión defendiendo las fiestas de Pascuas de Pentecostés y resolviendo que estando mandado jugar y correr toros y que se regocije la ciudad y que ahora se ha impedido hacer lo susodicho, se ordena y se advierte el castigo a quien no asista a las caretas, toros y luminarias".
En el año de 1574, mes de mayo se convino que se realicen juegos de cañas y fiestas de toros, las que tendrían lugar como siempre en la Plaza Mayor conocida como Plaza Grande, donde se armarían los palcos y los tendidos".
Cuatro siglos después, la construcción y funcionamiento de la Plaza Monumental de Toros Quito supuso un giro trascendental en la estructura y sustancia del espectáculo, fue el dejar atrás una etapa romántica en la que el negocio se lo adelantaba con más afición que profesionalismo, fue dar paso a la construcción de otras plazas, a la revolución de las ganaderías locales, a la promoción de los toreros y al nacimiento jurídico de los organismos aglutinantes de los actores de la cosa taurina, es que con la nueva Plaza la fiesta de los toros en la ciudad y en el país adquirió su forma definitiva.
Ahora debemos de manera rotunda reivindicar el pasado histórico de la fiesta de los toros en Quito asignándole los valores ancestrales contenidos en sus 461 años de vigencia y representados por una multiplicidad de manifestaciones humanas que no pueden y deben ser desestimados.