jueves, 8 de septiembre de 2011

Historia del pasodoble


Origen

Parece ser que el pasodoble procede de la tonadilla escénica, que era una composición que en la primera mitad del siglo XVIII servía como conclusión de los entremeses y los bailes escénicos y que luego desde mediados del mismo siglo era utilizada como intermedio musical entre los actos de las comedias.
Concretamente y estableciendo cinco etapas (entre 1750 y 1850) en el desarrollo de la tonadilla, en la tercera, entre 1770 y 1790 cuando la tonadilla hubiera llegado a su madurez y apogeo, sería el momento en el que nacería la tonadilla unipersonal, precursora de las variedades que irían apareciendo en los siglos posteriores, entre las cuales encontraríamos diferentes pasodobles que hoy conocemos.

El musicólogo José Subirá, además de afirmar lo anterior, nos da a conocer que, entre las más de dos mil tonadillas manuscritas que se encuentran en las bibliotecas, en algunas de ellas se describen corridas de toros, ya sea en la parte central o en las seguidillas finales.
Esto ocurre, por ejemplo en las tonadillas de Pablo Esteve, tituladas: "El torero, la maja y el petrimetre (1780)", o en "La Hortelana".
También hay que decir que al menos una quinta parte de ellas, en lo musical, son anónimas, ya que los autores se escudaban en el anonimato al ser la tonadilla considerada un producto menor que además estaba destinado al canto.
La cuarta parte restante sería obra de los principales autores conocidos como los madrileños José Palomino, Antonio Guerrero, los Catalanes Luis Misón y el propio Pablo Esteve, o los navarros Pedro Aranaz o Blas de Laserna. Estas tonadillas conjuntaban letras llanas, sencillas, populares con músicas pegadizas, fáciles de tararear y muchas veces nétamente folclóricas, en coplas de seguidillas, fandangos, etc. Cuando la tonadilla era de tema taurino, participaban clarines y atabales (hoy denominados timbales), los mismos que habían venido actuando en las vistosas fiestas de toros celebrados en las plazas mayores de algunas de las más importantes ciudades españolas durante los siglos anteriores.
Son ejemplo de alguno de ellos las fiestas de toros que tuvieron lugar en la villa de Vera (La Rioja) en 1135 para realce y brillantez de la coronación de Alfonso VII, o aquellas celebradas en la plaza mayor de Medina del Campo (Valladolid) 1418 para festejar la boda del monarca Juan II con doña María de Aragón, o en Mayo de 1527 cuando el emperador Carlos V para celebrar el nacimiento de su hijo Felipe II mató un toro de una certera lanzada, o un poco más tarde, en el siglo XVIII, en la plaza mayor de Madrid, con motivo de la exaltación al trono del Rey Carlos IV y de la jura de su hijo el Príncipe de Asturias, los días 22, 24 y 28 de Septiembre de 1789.

Por todo esto, en aquella época la música taurina no eran pasacalles o pasodobles, que según Mariano Sanz de Pedre procederían de alguna de las danzas que se introdujeron en España en el siglo XVII y que posiblemente entre las de carácter más alegre se llegó a elegir alguna que, una vez trasformada y acoplada a nuestro temperamento, sería el antecedente inmediato del pasodoble español.
Esta opinión se corroboraría por la existencia de una antigua danza española llamada "Pasacalle", que alcanzó mucha popularidad en el siglo XVI y se cita en el entremés "La escuela de danzar" de Navarrete y Ribera (1640).

En opinión de Manuel Delgado-Iribarren (autor de Los Toros en la Música - COSSIO-) el pasodoble procedería de un tipo concreto de marcha militar, de compás binario (paso-doble), que debió generalizarse en España en el siglo XVIII, si bien luego, merced a dicha expresión habría sido adoptada por las bandas municipales formando parte del repertorio junto con oberturas, fantasías, mazurcas...
De esta manera la primitiva marcha militar, guerrera, épica, habría tenido su máximo explendor durante la Guerra de la Independencia para, poco a poco, ser incorporado por la población civil en sus variantes lúdicas y hacerse melodía danzarina torera.
Esta evolución como bien dice Manuel Delgado Iribarren, no es otra cosa que una hipótesis, pues no hay datos suficientes para comprobarla con rigor.
Tras esta etapa púramente militar (siglo XVIII) vendría la fase de incorporación de elementos populares (durante el siglo XIX), con la adición de elementos armónicos de la seguidilla, jota, bolero, flamenco... y sobre todo la incorporación de la cadencia andaluza.
La fase final sería la elaboración técnica de la obra orientando el pasodoble hacia la danza, el teatro, el cuplé y la canción.

Evolución

En Cualquier caso, si procede exclusivamente de la tonadilla escénica (José subirá), si su origen más remoto son aquellas primitivas danzas del siglo XVIII (Mariano Sanz de Pedre), si viene de un tipo en concreto de marcha militar (opción de Manuel Delgado-Iribarren), o si su origen y evolución son todos estos, es decir, que proceda de las tonadillas y danzas de los siglos XVII y XVIII que luego recibieron la influencia de las marchas militares, que probablemente sea la hipótesis más correcta, lo cierto es que los compositores de la época, no olvidaron incluir pasodobles en sus obras y todas las zarzuelas, entre mazurcas, polcas, jotas o romanzas cuentan con algún pasodoble.
Este género tuvo una extraordinaria fortuna en el teatro lírico, como se comprueba fácilmente al repasar el altísimo porcentaje de zarzuelas que lo incluyen para situar la acción de la obra en el mundo taurino.
Esto ocurre en "Pan y Toros", "El Sargento Federico", "El Barberillo de Lavapiés", "El molinero de Subiza" (a esta obra pertenece la célebre "Salve Marinera"), "La Gran Vía", "Agua Azucarillos y Aguardiente", "El Bateo", y más tarde ya en pleno siglo XX, en "Don Manolito", "La del Manojo de Rosas", "La Celestera", "Molinos de Viento", "El niño judío", zarzuela en la que oímos "de España vengo...". También se incluyen pasodobles en sus Zarzuelas, Amadeo Vives en "La Generala", Ruperto Chapí en "El Tambor de Granaderos", "El Puñado de Rosas", Federico Moreno Torroba en "La Chulapona".

Pero el mundo de los toros no solo está presente en el género lírico; también ha llegado a la ópera, y aquí el ejemplo inmediato es la Canción del "Toreador de Carmen" de George Bizet cuyo último acto se desarrolla nada menos que en la Plaza de Toros de la Maestranza de Sevilla, "El Gato Montés", obra de Manuel Penella, estrenada con gran éxito tanto en España como al otro lado del océano.

Por otra parte, autores de música clásica se han sentido atraídos por la Tauromaquia y Joaquín Turina escribió "La Oración del torero", que no es un pasodoble pero se inspira en momentos íntimos previos al festejo, en los que el torero reza en la capilla. Andrés Amoros en su libro Toros y Cultura (Espasa Calpe 1987) refleja como desde las ventanas de su hotel madrileño, Igor Stravinsky escuchaba fascinado los ecos lejanos de alegres pasodobles.



Sabías que...el 16 de Noviembre de 1966, veintisiete años después de que dejase de sonar la música en la Monumental de Las Ventas, de Madrid, sonó de nuevo en honor del matador de toros Antonio Mejías, "Bienvenida".
En aquella ocasión actuó como único espada y tras banderillear al sexto toro de la tarde con tres soberbios pares de banderillas, brindó la muerte de su último toro a su hermano Pepe y la Banda de Música, con el permiso del seños presidente, interpretó un pasodoble torero.


José Tomás se la juega en Valladolid


El torero apura hoy la temporada en busca de un triunfo redondo que se le resiste desde su reaparición del pasado 23 de julio en la Monumental de Valencia.

La primera vez que el diestro hizo el paseíllo en la Plaza de Toros de Valladolid fue el 18 de septiembre de 1996.manuel bruque





roberto jiménez | valladolid


De naturaleza esquiva y enigmática, el diestro José Tomás apurará hoy en Valladolid, una de sus plazas más frecuentadas, las últimas posibilidades de lograr un triunfo redondo que se le resiste desde su ansiada y celebrada reaparición, el pasado 23 de julio en Valencia. Ni la exquisita perfección de Manzanares, ni la pasmosa regularidad triunfal de El Juli, ni tampoco el éxtasis bilbaíno de Morante de la Puebla han logrado eclipsar esta temporada el protagonismo de un José Tomás que en sus seis actuaciones, hasta la fecha, ha salido de la plaza por su propio pie: ni en hombros de las asistencias ni tampoco de los aficionados.
Una oreja en cada una de las plazas donde se ha anunciado, en todas las cuales ha agotado el papel a pesar de la crisis, es el balance del diestro madrileño que, hoy en Valladolid se anuncia en la despedida de Manolo Sánchez en su ciudad natal y con la duda de Leandro, lesionado en una de sus manos.
Un encierro de El Torreón, ahora en manos del colombiano César Rincón, medirá el grado de presión que acusa José Tomás en su afán por abrir una puerta grande en la temporada de su regreso a los ruedos después de la gravísima cornada de Aguascalientes (México), el 24 de abril de 2010.
Nimes (Francia), el 18 de septiembre, y Barcelona, justo una semana después, son los últimos cartuchos que de momento tiene el genio de Galapagar, cuya presencia en un cartel es sinónimo de acontecimiento con ferias reactivadas y llenos hasta la bandera no sólo en los cosos, sino en hoteles y restaurantes.
En el caso de Valladolid, después de Barcelona y Madrid (Las Ventas) la plaza donde más veces ha actuado, puso el cartel de ‘No hay billetes’ tres horas después de ponerse a la venta, casi diez días antes del festejo. La primera vez que hizo el paseíllo en esa capital castellana fue el 18 de septiembre de 1996, con César Rincón como cabeza de cartel y que hoy asistirá al festejo como ganadero titular, mientras que la última vez que partió plaza en el albero vallisoletano fue en 2008 con Manolo Sánchez como director de lidia, con quien también se reencontrará en Pucela.

Resultados de los festejos del miércoles 7 de septiembre

Valladolid, miércoles 7 de septiembre de 2011. Toros de Zalduendo. Quinto y sexto, buenos. ENRIQUE PONCE: Ovación con saludos y silencio tras aviso; SEBASTIÁN CASTELLA: Oreja y dos orejas; MIGUEL ÁNGEL PERERA: Oreja y dos orejas. Entrada: Tres cuartos.

Calasparra (Murcia). Quinto festejo de la Feria del Arroz. Novillos de Cebada Gago, terciados salvo el 5º pero astifinos y buenos en general -especialmente 1º y 3º-. El 6º fue más complicado. FRANCISCO MONTIEL: Oreja y ovación; PASCUAL JAVIER: Ovación y ovación; DAMIÁN CASTAÑO: Dos orejas y ovación. Entrada: Un tercio.

Arganda del Rey (Madrid). Novillos de Torrenueva. Raúl Cámara Cañero, silencio en ambos; Jesús Duque, silencio y pitos; Rafael Cerro, silencio y vuelta al ruedo. Entrada: Tres cuartos.