domingo, 29 de abril de 2012

TOROS EN CUBA por Mario Carrión

(Publicado en EL MENSAJERO, Baltimore, Maryland. Junio, 2001)

 Plaza de Toros de La Habana)

El año pasado en una revista taurina de España apareció una noticia que decía que un empresario taurino español se hallaba en negociaciones avanzadas con miembros del gobierno de Cuba para organizar unas corridas de toros en esa isla caribeña. Luego, se informó en el mismo medio que el intento de introducir la fiesta brava en Cuba durante el primer año del nuevo siglo había fallado.


Esa noticia me recordaba que en mi niñez yo había oído hablar sobre la tauromaquia cubana a mi tío Curro Martín-Vázquez, quien era un famoso matador durante el primer cuarto del siglo pasado. Aunque él nunca toreó en Cuba, visitaba la isla cuando se dirigía a torear en México. Entonces, los transatlánticos en la travesía de España a México, o viceversa, generalmente hacían escala en La Habana. Estas visitas le permitieron hacer muchos amigos entre los viejos aficionados cubanos, quienes añoraban las temporadas taurinas que solían celebrarse en la isla antes de la Independencia.


No es de conocimiento común que la fiesta brava formaba parte de la cultura cubana antes de su Independencia de España. Sin embargo, en Cuba la tauromaquia dependía totalmente de España, pues toros y toreros tenían que ser importados para que las corridas se dieran. Así que no es de extrañar que, una vez que los lazos con la Madre Patria se rompieron temporalmente por la contienda independentista, a la vez que se incrementaba influencia de los Estados Unidos, un país antitaurino, la fiesta brava desapareciera, ya que aunque popular, la tauromaquia nunca tuvo genuinas raíces criollas, como era el caso en México y en otros países hispanoamericanos.


Para recordar la existencia de la fiesta brava en la isla cubana, mencionaré solamente algunos datos de los muchos que he encontrado en el Tomo VI de la famosa enciclopedia taurina LOS TOROS, del ilustre José María de Cossío, los que colaboran esa historia oral que hace muchos años me contaba mi tío.


Corridas de toros se han celebrado en diferentes ocasiones en La Habana, Cienfuegos, Pinar del Río, Matanza y Puerto Príncipe. La primera referencia taurina histórica se remonta al año 1538, cuando para celebrar la llegada del Adelantado Hernando de Soto, varios espectáculos taurinos tuvieron lugar en Santiago de Cuba. La historia también anota que en el 1569 se dio la primera corrida en La Habana, y en el 1759 se realizaron otras dos, una en La Habana y la otra en Matanza.


Además, en dicha enciclopedia se hacen referencias a las seis plazas de toros que existieron en la capital de la isla, citándose sus fechas de construcción, sus ubicaciones y otros pormenores. La primera se construyó en las Calzadas del Monte del Arenal en 1781; la segunda en la Calle Aguilar en 1796; la tercera en el campo de Martes en 1825, la cuarta en la Plaza Mayor del pueblo de Regla en 1842; la quinta en la Calle Betacoín en el 1853; y la última en Infanta en 1885. Esta tenía un aforo de más de 10.000 espectadores.


En esta última plaza es donde se celebraron las más importantes temporadas, en las que incluían actuaciones de las más famosas figuras del toreo de esos tiempos, entre ellos Luis Mazantinni, Rafael Molina "Lagartijo" y Rafael Guerra "Guerrita". Mazzantini quien se convirtió en el ídolo de aquella afición, llegó a torear mas de 15 corridas en la temporada 1886-7. "Guerrita" también gustó mucho en la temporada 1887-8. Fue herido gravemente en su última actuación, lo que retrasó su vuelta a España, en donde se le esperaba con anhelo, especialmente en su Córdoba natal. Sus paisanas, infatuadas con el torero y preocupadas por su tardanza en volver de Cuba, cantaban esta copla popular:


Ni me lavo, ni me peino
Ni me asomo a la ventana,
Hasta que no vea venir
A "Guerrita" de la Habana.


En Cuba muchos diestros españoles encontraron gloria y ganaron buen dinero, pero dos de ellos perdieron la vida, uno como consecuencia de una herida de toro y el otro por una causa más mundana. El de 10 de diciembre de 1893, el novillero Francisco Ojeda murió por una cornada sufrida en Puerto Príncipe. Sin embargo, la muerte del famoso matador Curro "Cuchares" fue menos gloriosa, ya que falleció en La Habana el 5 de diciembre del 1868 a consecuencia de la entonces incurable enfermedad 'el vomito negro'. Curiosamente, por un malentendido, su enfermedad causó un gran escándalo, ya que la plaza estaba completamente llena, y al no presentarse el matador en el ruedo por su enfermedad, el público, creyendo que su ausencia era un engaño, casi destruyó la plaza. Cuando se conoció el verdadero motivo por el cual "Cúchares" no apareció en el ruedo y el triste desenlace que le ocasionó su enfermedad, el daño ya estaba hecho.


Las corridas fueron prohibidas el 10 de octubre del 1899 por la Orden Militar dictada por el Gobierno Interventor norteamericano. Aunque después de la Independencia se han hecho varios intentos de volverlas a celebrar en su integridad, únicamente se ha conseguido hacer unas exhibiciones sin banderillear o matar a los toros.


En 1910, 1914 y 1915 se introdujeron mociones para permitir las corridas de nuevo en la isla pero el Congreso no las votó favorablemente en ninguna de las tres ocasiones.


Hubo también algunos intentos de saltarse a la torera la ley pero igualmente fallaron. En 1923 se importaron seis toros mexicanos y se contrató a Rafael Gómez "El Gallo", pero la autoridad no permitió la celebración del espectáculo. Otra intentona sucedió en el 1934. En esta ocasión se creyó sería más fácil el burlar la ley al anunciar al matador norteamericano Sidney Franklin. Esta vez la oposición la capitalizó desde el continente americano The American Humane Association, que incluso publicó y distribuyó el panfleto en español En Contra de las Corridas de Toros. La oposición de nuevo triunfó y no hubo corrida.


Finalmente, el gobierno permitió que se dieran unas corridas en la Habana sin que se mataran o banderillearan los toros. Esto sucedió en Estadio Tropical, de una capacidad de 13.000 espectadores, el 27 de abril, y 4 y 11 de mayo del 1934, con la actuación de Jaime Noaín y Rafael Ponce "Rafaelillo", el abuelo del gran maestro actual Enrique Ponce. Los toros fueron de la ganadería mexicana de "San Mateo". Los eventos tuvieron éxito, tanto que, el banderillero "Torquito" se atrevió a colocar un par de banderillas con el beneplácito de los espectadores. No obstante, el ignorar la ley le costó el tener que aparecer ante la justicia, acusado de hacerle daño a un animal. Se libró de la cárcel gracias a la ocurrencia de su abogado, quien basó su defensa en que "la parte ofendida---el toro--- no se presentó al juicio".


El 30 y 31 de agosto del 1947, otros dos simulacros de corridas se presentaron en el Estadio de la Habana. La primera corrida se celebró sin novedad, pero la segunda no se concluyó por la lluvia. Con toros colombianos de 'Aguas Vivas' actuaron las grandes estrellas mexicanas Fermín Espinosa "Armillita" y Silverio Pérez.


Esta presentación sería el último espectáculo taurino celebrado en "La Perla del Caribe". A pesar de que en el 23 de enero del 1973 se consiguiera que la Ley-decreto #1973 autorizara corridas en Nueva Gerona, en la Isla de Pino, donde se construiría una plaza de toros, el proyecto no se realizaría, como tampoco se materializó el intento de dar corridas de toros en la Habana el primer año de este siglo, al cual ya al principio me referí.


Nadie puede ver el futuro. Pero me atrevo a pronosticar que por haberse roto la tradición de la fiesta brava y por falta de raíces taurinas criollas, en la futura Cuba Libre el toreo no volverá a practicarse en su integridad. La tauromaquia permanecerá únicamente como un curioso asterisco en la historia de la cultura popular cubana.

Jugando con el toro bajo una tormenta de agua y viento

El diluvio que cayó sobre La Maestranza obligó a los toreros a mostrar lo más genuino de sí mismos, a luchar contra los toros y los elementos

Jugando con el toro bajo una tormenta de agua y viento
El cartel de Sevilla era ayer el de la felicidad, la tradicional corrida pop de sábado de feria. Pero, tras un primer toro muy soso que mató un Cordobés algo cabizbajo, irrumpió la lluvia y el vendaval en La Maestranza, convirtiéndose la tarde en algo más interesante y auténtico. Con el ruedo empapado y las líneas de picar tiñendo el albero de rojo, los tres toreros adquirieron un aire de cowboys, de personajes de Howard Hawks batiéndose con el toro y los elementos.
Padilla, intuitivo para todo lo que tiene que ver con el corazón y la épica, lo vio muy claro y cedió un par de banderillas a un colosal Fandi que retrocedió lo indecible carrera atrás con el toro, para colocar un grandioso par en los medios. El toro se vino abajo en el tercer tercio, pero la tarde subía en interés a medida que arreciaba el diluvio, que permitió a los toreros mostrar su personalidad más genuina.
Ya en pleno río rojo, Fandi devolvió el gesto a Padilla, para banderillear a la par. Pero lo bonito no fue que compartieran los palos, sino que compartieron el albero. El Fandi se dejó llevar por su infantil energía y se puso a jugar con el toro, colocándolo en los terrenos a pecho descubierto, haciendo el quite a golpe de zancada y cerrando el tercio con un sobresaliente par al violín. El toro, el mejor del encierro de Torrestrella, se sumó al juego acudiendo embarrado a los toques de un Fandi alegre de repertorio. La estocada fue de ley y el trofeo otorgado, generoso pero legítimo.
El Cordobés lidió su segundo bajo un vendaval que no le permitió estar cómodo ni un instante, y ahí estuvo la gracia de la faena. Había que aguantar una muleta progresivamente calada que el viento quería arrancar de las manos, había que evitar los tropiezos en el fango, y además había que salir indemne de las acometidas imprevisibles de un animal que perdía el rumbo de la embestida al resbalar sus pezuñas. Era necesario el juego y la lucha con el toro y el Cordobés hizo todo eso.
Lo mismo podemos decir del señor del western taurino, el heroico Juan José Padilla, que quiso comerse al quinto de la tarde toreando en puro Padilla, con sus largas cambiadas y sus eléctricas chicuelinas. El toro se desfondó para desesperación de este torero que no imagina la tarde sin el triunfo. Padilla cabalga.
El sexto del Fandi fue la confirmación de que el torero había entendido la tarde. De nuevo los recortes, las rodillas en el suelo, las banderillas puestas en plenitud de gracilidad… En definitiva, los juegos con el toro. Buscó el Fandi la emoción en el último tercio, pero el animal pronto se hundió en el pozo en que se había convertido La Maestranza. Aun así, tras otra fantástica estocada, hubo petición de oreja, bien denegada, y una merecida vuelta al ruedo bajo el diluvio.

Madrid celebrará la gran fiesta de la Cultura y el Toreo


El ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, inaugurará el 7 de mayo y con motivo de las ferias taurinas de San Isidro y del Arte y la Cultura, un espacio cultural por el que pasarán desde el nobel Mario Vargas Llosa, hasta el músico Andrés Calamaro y el torero Cayetano Rivera.
El denominado 'Espacio Arte y Cultura', un recinto de 800 metros cuadrados aledaño a la plaza de toros de Las Ventas, creado por Taurodelta y Arte Taurino Tour, acogerá debates, conferencias, música y exposiciones fotográficas entre otros eventos.
Tras el acto de inauguración, al que también está previsto que asistan la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, el escritor Vargas Llosa participará en un coloquio titulado"Conversación en la catedral del toreo". El coloquio también contará con la participación del escritor Fernando Sánchez Dragó, coordinador de las actividades del recinto, informó hoy la empresa Taurodelta, que gestiona el coso y que tiene también la responsabilidad de la nueva instalación.
Además, el 'Espacio Arte y Cultura' acogerá conferencias, exposiciones y música en directo, para las que participarán entre otros, los escritores Fernando Arrabal y Fernando Savater, el pintor Jaume Queralt y la cantaora Estrella Morente.
Habrá también convocatorias con personalidades del mundo de la política, el deporte y otras actividades de relevancia social, para lo que se habilitará una zona 'vip'.
Del mundo taurino está previsto que asistan Cayetano Rivera, que tiene anunciada una 'Charla entre amigos' bajo el epígrafe de 'Trayectorias que marcan tendencia'; el periodista Manuel Molés, que presentará un homenaje al recordado Antonio Chenel "Antoñete"; los ganaderos Victorino Martín, Juan Pedro Domecq y Carlos Núñez; y el veterano fotógrafo Francisco Cano.
En los coloquios que se celebrarán al término de cada corrida está previsto que acudan el académico Luis María Ansón, el director de cine José Luis Garci, el músico José María Sanz 'Loquillo', el poeta Luis Alberto de Cuenca, el cantautor Caco Senante y el político Enrique Múgica.
Colaboraciones especiales en 'Espacio Arte y Cultura' serán las del Museo Taurino de Valencia y la biblioteca John Kennedy Library, que participan en la exposición fotográfica 'Hemingway, España era una fiesta'; y de Metro de Madrid, que instalará el proyecto fotográfico 'Vía Torográfica' en diversas estaciones de este medio de transporte.
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