martes, 1 de mayo de 2012

Dos siglos de toros en Valencia



3.000 carteles taurinos en los que se combinan arte y tradición han empapelado la ciudad desde 1831

El término 'tradición' acompaña actualmente a muchas actividades culturales. Sin embargo, algunas de esas tradiciones no vienen de tan lejos. La ofrenda fallera data de 1941, y los periódicos comenzaron a contársela a los valencianos cuando LAS PROVINCIAS llevaba más de 70 años en los quioscos. Cuando Teodoro Llorente fundó este diario en 1866, hacía ya tres décadas largas que los carteles taurinos salpicaban Valencia. La Diputación recopila casi 3.000 de esos carteles en un libro que se presentará el jueves en un acto protagonizado por Paola Dominguín (hija de torero y autora del cartel de la Feria de Fallas 2012), el matador alicantino Luis Francisco Esplá y el poeta valenciano Carlos Marzal. Abrir el libro supone desatar un compendio de tradición: toros, historia y evolución estética de un modo de comunicarse.
'Carteles Taurinos. Plaza de Toros de Valencia.1831-2010' arranca avisando de que, entre el 5 y el 7 de septiembre de 1831, «se correrán 27 toros (9 en cada tarde)». Otra de aquellas primeras láminas informaba de que asistir a la fiesta costaba dos reales, «las puertas se abrirán a la una y la función principiará a las dos y media», además de señalar que «para mayor lucimiento, habrá música militar», y se anunciaba que «se matará a lo último un toro con perros de presa».
Los carteles pioneros apenas lucían adornos. Todo letra. A partir de 1840 aparecen los primeros dibujos; diez años después empiezan a representarse momentos de la Lidia; a finales del siglo XIX, la forma se impone al fondo y el grafismo le gana la partida a la letra. Los carteles se colorean, aún no demasiado. Los carteles eran la prueba de los gastos pagados por el Hospital General, que organizaba corridas en Valencia desde mediados del siglo XVII y que, para justificar sus cuentas, almacenaba la cartelería.
El cartel de la extraordinaria a beneficio de la Asociación de la Prensa emplea varios tipos de letra, la más llamativa es igual que la de una conocida marca de refrescante y chisposa bebida de cola. Aquel 6 de abril de 1905 se picaron, banderillaron y fueron muertos a estoque «ocho hermosos toros» por parte de Segurita, Gallito, Dauder y Chiquito de Begoña. La corrida, amenizada por seis bandas, empezó a las tres y cuarto tras pagarse por las localidades entre un duro y una peseta. La información social y artística sobre Valencia se enriquece a medida en que se repasan las láminas.
La cultura taurina se caracteriza por «su fidelidad a la tradición, por ello no necesita crear nuevos iconos visuales, sólo con el paso al siglo XXI aparecen nuevas formas de interpretar las escenas y los símbolos de este mundo», señala la introducción del catálogo que edita la Diputación.
«Cuando presentamos el cartel de 2000, que encargamos a Mariscal, se nos querían comer. Era muy rompedor. Ahora, todo el mundo se pelea para que diseñadores como Mariscal compongan sus carteles (Valdés firma este año el de la Feria de Sevilla), pero entonces se armó una buena polémica», recuerda el actual coordinador de los museos de la Diputación, Antonio Lis.
Con la llegada del siglo XX se modernizaron los sistemas de impresión, y valencianos como Ferrer de Olga, Mirabet u Ortega se lucían con una cartelería colorida. Desde entonces y hasta 1940 se considera que las láminas taurinas vivieron su edad de oro, elaboradas por pintores como Ruano Llopis, Cantó o Palau, estampas minuciosas, muchas presididas por mujeres de bandera, tocadas por mantillas bordadas. Aquella estética se repitió una y otra vez, en cientos y cientos de carteles taurinos en Valencia.
Ha predominado el neoclásico, el estilo imperio y un tardo barroco que se prolongó hasta bien entrado el siglo pasado. En los 80, hace 30 años, siguiendo la estela de la modernidad que revolucionó la estética la cultura española, los carteles se alborotaron: Arroyo primero, Mariscal después.
A partir de la pasada década, el diseño de la cartelería se enriquece brutalmente, lo cual renueva y obliga a revisitar el catálogo de arteles taurinos que custodia el Archivo General de la Diputación, ya que el anterior repaso de estas láminas databa de una edición realizada en 1993, y desde entonces ha llovido mucho y se ha renovado completamente la estética del lenguaje de la cartelería taurina.
lainforamcion.es

«En Francia tenemos suerte porque la fiesta no está politizada»

Con 12 años presenció su primera corrida de toros, en Bayona. Desde ese día, François Zumbiehl se apasionó por la tauromaquia y ha publicado varios libros en España y Francia -su país natal- que recogen entrevistas con grandes toreros, ganaderos y aficionados. Igualmente escribió una novela que exalta la figura de 'Manolete'. Nacido en París, Zumbiehl es además catedrático de Letras Clásicas y doctor en Antropología por la Universidad de Burdeos.
Este año ha recogido el premio que la Asociación Taurina Parlamentaria (ATP) le concedió en 2011 al Observatorio de las Culturas Taurinas de Francia que consiguió que la fiesta fuese declarada Patrimonio Cultural Inmaterial acorde a la Unesco en el país galo.
Zumbiehl fue, junto a André Viard, uno de los impulsores de esta medida en Francia al coordinar el comité científico encargado de recopilar los argumentos en defensa de la tauromaquia que fueron aprobados por una comisión etnológica del Ministerio de Cultura francés, convirtiéndose en el primer país del mundo que efectuó esta gestión en la que ahora se trabaja desde España y otras naciones con tradición taurina.
-Muchos aficionados están convencidos de que Francia ha dado una importante lección al reconocer la fiesta como Patrimonio Cultural Inmaterial antes que España. ¿Cree que este hecho en el país vecino ha servido para despertar el interés aquí?
-Sí. Me alegro porque el reconocimiento en Francia de la fiesta como Patrimonio Cultural Inmaterial haya contribuido a estimular y reforzar la dinámica emprendida en España en el mismo sentido y a sacudir las dudas que podían existir sobre la legitimidad de tal proceso.
-¿Considera que no se tomaron las medidas adecuadas para proteger los toros en Cataluña y por eso terminaron prohibidos?
-Me parece que el mundo taurino en general y los aficionados de Cataluña y el resto de España tardaron en entender cómo la política local se iba a aprovechar del tema de los toros. Reaccionaron con demasiada pasividad o fatalismo. Gracias a Dios, las 600.000 firmas recogidas para encadenar el proceso de la ILP pueden cambiar radicalmente el panorama. Ya todo el mundo sabe a qué atenerse.
-¿Por qué Francia reconoció la fiesta? ¿Hay una mejor organización o un menor número de detractores?
-No, hay tantos o más detractores en Francia que en España. La afición es claramente minoritaria en mi país. Precisamente por eso hemos sentido la necesidad de estructurarnos y defender el derecho de nuestra comunidad a vivir nuestra afición con toda libertad, reivindicando el respeto de la diversidad de las expresiones culturales, derecho protegido por las convenciones de la Unesco.
-¿Qué reacciones políticas hubo tras esta aprobación? ¿Está la fiesta politizada en Francia?
-En Francia tenemos la gran suerte de que la fiesta no está politizada. Después de esta aprobación no hubo ningún enfrentamiento entre la derecha y la izquierda. Por el contrario, recibimos el apoyo unánime de todos los alcaldes y presidentes de las regiones taurinas, comprometidos en la defensa de este patrimonio local, sea cual sea su color político.
-¿Cuáles fueron los primeros pasos para la declaración de la tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial en Francia? ¿Fue iniciativa de los aficionados o los profesionales?
-Todos nos hemos unido para esta empresa y hemos avanzado al mismo ritmo. Lo más decisivo tal vez es que hubo un comité científico pluridisciplinar, formado por universitarios expertos en el tema taurino, que elaboraron los argumentos estableciendo la conformidad de la fiesta de los toros con todos los criterios marcados por la convención de la Unesco para cualificar el Patrimonio Cultural Inmaterial. Estos argumentos o ficha técnica han sido aprobados por la comisión competente del Ministerio de Cultura.
-¿Qué importancia tiene y ha tenido en el asunto el Observatorio de las Culturas Taurinas?
-El papel del Observatorio de las Culturas Taurinas de Francia ha sido determinante, pues es la estructura que ha logrado unir y movilizar todos los estamentos representando la afición y los profesionales de Francia, incluyendo la unión de las 47 ciudades taurinas.
-¿Cómo fue su adhesión a esta causa?
-Siendo aficionado desde mi infancia, y antropólogo, con un libro publicado en Francia y España sobre el discurso taurino, estaba convencido de que la tauromaquia merecía ser reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial. Por eso tuve el honor de coordinar el comité científico que elaboró el argumento técnico.
-¿Son correctos los pasos que se están siguiendo en España y que los Ayuntamientos se involucren poco a poco en la protección de los toros?
-Sí, creo que es un proceso oportuno e interesante que estas declaraciones vayan sumándose. España es un país mucho más descentralizado que Francia y, tal vez, por ello el camino sea más largo y complejo. Pero, al final, tiene que ser el Estado español el que incluya la fiesta en su registro del Patrimonio Cultural Inmaterial y que presente la solicitud de reconocimiento internacional ante la Unesco.
-¿Cree que en España se conseguirá el mismo objetivo que en Francia?
-Sí. Me parece imposible que una fiesta que ha nacido en España, tan ligada a la historia del país y que refleja su identidad tan profundamente no termine por ser declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la nación.
-Para ello, ¿qué se está haciendo bien y qué se podría mejorar?
-Tal vez aconsejaría que en España hubiese una estructura análoga al Observatorio de Culturas Taurinas de Francia y, que en su seno, se agrupen y coordinen las asociaciones que representan a los aficionados, a los profesionales de la fiesta y a los políticos que apoyan la tradición taurina. Esta unión, sin lugar a dudas, agilizaría el proceso de reconocimiento. 

 http://www.hoy.es

NUEVO OPUS DE TIERRAS TAURINAS



GAMERO CÍVICO : EL PARLADÉ INSUMISO

El opus 14 dedicado al encaste Gamero Cívico está dispnible en los quioscos taurinos habituales.

Por una curiosa coincidencia, todas las ganaderías contemporáneas nacidas de la rama de Gamero Cívico sufren hoy un indudable boicot por parte de las figuras.

Incluso la de Samuel Flores conoce desde hace algunos años la agonía del destierro en las plazas de menor renombre donde, por cierto, Lamamié de Clairac se hundió hace casi veinte años. La misma situación que atraviesa la portuguesa de Pinto Barreiros que rechazan hasta las figuras del rejoneo; y sus descendientes franceses de Yonnet. En cuanto a los Gamero Cívicos que Juan Guardiola Soto cubrió de gloria, sobreviven milagrosamente escondidos en los recovecos de la Sierra de Constantina, en un exilio dorado gracias a la afición de sus propietarios.

Afortunadamente, aunque de momento marginalizados, los Parladés insumisos sobreviven en la retaguardia de la Tauromaquia, esperando el regreso de su hora, en la que podrán exhibir de nuevo su casta en las mejores plazas y frente a toreros capaces de lucirla. Una casta de la que no carecen en absoluto, y que más bien les sobra… Lo que explica su quimera.


http://www.tierrastaurinas.com/