viernes, 16 de noviembre de 2012

Tertulia Asociación del Toro: André Viard


Hemos razonablemente dudado en ir al Aula de Tauromaquia del CEU, a escuchar a Rafael Cabrera hablar de vazqueños y veraguas, o acercarnos a “Casa Patas” a ver qué contaba André Viard. Al final nos hemos decidido por esta última opción,  oír el repaso a la actualidad de mano de uno de los protagonistas de la misma ha tirado, esta vez, más que el aprender un poquito más si cabe de esos toros, -que aparte de las láminas de Manuel Castellano ya son harto difíciles de ver en los ruedos- demasiado largos nos pone los incisivos Cabrera cada vez que rememora períodos pasados que al parecer sí que pudieron llegar a ser mejores. La hostelería de proximidad y los pinchos de los bares cercanos a la Asociación del Toro también han tenido algo que decir en esta dura decisión. Honestamente, creemos que ha merecido la pena la elección.
Ante un aforo de lleno hasta la bandera, con presencia ganadera (don Joaquín Moreno Silva), de matadores (Marc Serrano, Javier Herrero) y de periodistas (Miguel Ángel Moncholi) aquí os dejamos un “resumen” de lo escuchado esta tarde en Casa Patas.


Presentación inicial del propio André. 

“Soy muy viejo, pero con el tiempo muy aprovechado. Desde los 5 años mi vida es el toro. En Vic-Fezensac, cerca de mi casa, no había nada: ni una muleta, ni una ganadería, ni un banderillero retirado. Nada. Por eso la afición francesa ha sido siempre muy teórica: leer, leer y leer, de ahí que se diga que es muy culta, muy documentada.
A los 13 años ya toreé vacas landesas, viejas, que nada tiene que ver con un toro. Ya con 15 fundamos el Club Taurino de Dax, que hoy en día aún sigue funcionando. Entre los estatutos se defendía “conocer la Fiesta y el campo”. Es decir, no sólo la corrida de toros, sino el hábitat natural de los toros también.
Me vine en los setenta a Salamanca, a hacer tapia. A Andalucía no llegué, que el viaje ya era muy caro.
Mi sueño era “a ver si puedo decir que he matado un toro”. La primera vez tres osados montamos un festival, con erales de tres años. Cuando vino el carnicero y no dijo el peso del animal nos dimos cuenta que no era un toro….
Así que quería más. De corto a las luces, de sin caballos a picadas. Era esa una época en que choperas y choperitas llevaban a casi todas las figuras (Manzanares padre, Dámaso González, Paquirri…) y querían un torero de la zona de Francia. No salió la cosa como yo esperaba, no he inventado el toro, pero el sueño estaba cumplido.
Lo que me faltaba era ver cómo lo dejaba sin amargura.  En Ronda, en 1988, actué de sobresaliente en una corrida de mi padrino, Manzanares, donde yo ya me despedía. Tuve la suerte de, con un Torrestrella, toro andaluz guapo, darle media verónica, y dejarlo ahí. Cuando vino Antonio Ordóñez y me dio la enhorabuena me dije: “esta es la ocasión, ya no vuelvo a hacer nada más”.
Cumplí mi sueño de niño, quería ver si podía. Luego seguí como empresario- Ales, Parentis…- eran plazas que se podían coger en aquel momento. Entendí que yo no soy tratante, no soy empresario. Quería entregarme a la aventura de torear y de escribir.
Empecé en el periodismo taurino, siempre hice pocas reseñas y mucho artículo de fondo. Quería contar cosas de encastes, cosas que no cabían en una crónica y que yo veía que no había ninguna publicación de ello; las editoriales me decían que no había lectores para eso. Al final me decidí a montar mi propia editorial hace 10 años, entonces ya empecé a ver que desaparecían ganaderías. Antes de que se desaparezca hay que cuidar la riqueza que tenemos. Cuando se dice “cultura taurina” es “cultura del toro”. Dónde mejor que en la plaza para salvarlo.
Igual que me lancé con el toro, me lancé con los lectores. Parece que funciona, no hay publicidad, quería hacer algo bonito, sólo con los lectores, una publicación entre revista y libro.
Prefiero hacer esto, y vivirlo, que una profesión como de empresario. Yo vivo mi sueño, esto no tiene precio.”



Lo mejor de las preguntas en la tertulia posterior.


¿Su affaire con El Juli?

No tengo ningún problema con él. Entiendo que él no quiere  entender.  A ese nivel de figura del toreo sólo se piensa lo que se vive, que es gestionar  tu carrera, y no ven lo que hay alrededor. La responsabilidad de una figura es dar al público lo que busca. La Fiesta no empieza ni acaba con nosotros. Quince años en tres siglos de Tauromaquia son una anécdota. Me temo que ésta no será la época de El Juli, será la de José Tomás, nos acordaremos también de Morante. Todavía está a tiempo, no a beneficio suyo, sino de la Fiesta. Julián, tú puedes salvar casi todo: abriendo carteles, abriendo encastes, da gusto a la gente, no con tus compañeros de siempre, con Cuadri, con Moreno Silva…. da a la afición la diversidad. Ahora vemos la misma película todos los días. Yo busco diversidad. Voy a los pueblos (a ver Valdellán, los patas blancas de Victorino, a Colmenar Viejo…) a ver a los chavales siempre que puedo…. la Fiesta es todo esto, no el mismo cartel todos los días. Puedes romper moldes, puedes ser el Joselito del siglo XXI, no creo que Joselito fuese mejor lidiador (era otro concepto, distinto: aunque toreaba con Belmonte, del que cogió su toreo y al revés, mataba de todo, miuras, saltillos….). Antes el aficionado no sabía qué iba a encontrarse, salían toros muy bravos, pero también salían mansos, broncos… hoy no hay capacidad de sorpresa.
Parladé (como referencia de origen para todo lo que se lidia hoy) es un muy buen encaste, y tiene lo mejor y lo peor. Antoñete ya dijo una vez, se le escapó, en una retransmisión: “es que son tan fáciles ahora!!!”.
Juan Pedro Domecq me dijo que en 5-6 años ningún toro suyo había mirado a los ojos de un torero, que estaba haciendo un toro para Curro Romero .Y yo lo dije “te equivocas”.

Por ejemplo, Fuente Ymbro, aunque no todos fueron grandes toros, echó tres muy muy buenos en Mont de Marsan, vi a Tejela como nunca le había visto antes, poniendo el toro de largo tres veces al caballo. Si le sale a Fandiño en Madrid arma un lío. Y Fuente Ymbro es juampedro, el encaste en sí.
Casi todos los ganaderos crían toros para que lo maten las figuras: fijeza, que no asusten mucho, con esa falta de casta que tanto gusta al aficionado. Y si baja la casta poco a poco va bajando todo lo demás.
No, no creo que Julián no entendiese la carta, lo que pasa es que no quiere entenderla. Todos tenían ganas de decírselo (sí, me felicitaron ganaderos, empresarios,….), y yo no tengo nada que perder.


¿Por qué desde que ya no hay Lunes de resaca en Sevilla los aficionados españoles tenemos que ir a Francia a ver picar?

En Francia la gestión corre por parte de ayuntamientos, clubs taurinos o comités de festejos. El peso del aficionado es mayor que el del profesional, somos una República, nos ha costado 200 años.
Las tres únicas plazas francesas de gestión privada son Nimes, Arles y Béziers. Es un perfil profesional, pero trabajan muy cerca con aficionados. Nimes es la única que no trabaja con una comisión taurina, que es requisito imprescindible para ser de la Unión de Ciudades Taurinas, de ahí que no pertenezca a dicha asociación.
El primer tercio en Francia es importantísimo, mucho más desde el año 90 a 95, con la cuadra de Bonijol. Antes venían las cuadras de Chopera o de Balañá, caballos viejos y chutados….  En Francia se dan premios a los picadores, se sienten toreros. Se picará mejor o peor, pero se dan las condiciones para ello.
Otra cosa importantísima es que los ruedos en Francia no son tan grandes como en España. Dos vueltas de salida en la plaza de Madrid para un toro es mucho. Las plazas de Vic o de Céret, que son las más toristas, son como tentaderos grandes, los toros no se “emplean” mucho, llegan tan cansados al tercio de varas.

Una vez le oí decir que los que protestamos en Madrid nos ponemos en evidencia. ¿Por qué piensa así?

Nadie va a conseguir que las figuras maten los toros de nuestro gusto, a no ser que proteste media plaza, y eso no pasa. La solución no es que las figuras maten los toros que los aficionados quieran, sino ver y exigir las ganaderías que se quieren ver. Las corridas de 2013 ya están compradas, hay que buscar la solución un año antes. Por ejemplo hubo una entrada muy buena en la novillada concurso de encastes minoritarios. Los primeros interesados en tener contentos a los aficionados son los empresarios, en Francia se procura dejar contentos a todos.
Luego hay otro problema: desde la invención de las fundas el toro de plaza de 3ª vale para toro de 2ª, y el de 2ª alta vale para 1ª, y el de 1ª vale para La Galia…
   
¿Cuál es su visión personal de ganadero-apoderado-empresario?

La UTE de la plaza de Madrid se hizo para evitar una subasta. Lo curioso es que hace como un mes Simón Casas dijo que iba con Matilla y choperitas a por la plaza de Granada, y ahora estos han ido con Cutiño (¿?). Granada por ejemplo tenía un problema, no podía entrar otra empresa insolvente, y esto de dar garantías sólo lo pueden hacer empresas tan grandes como estas.
Como los supermercados, que producen lo que venden. No hay una oferta y una demanda, hay un producto fabricado, traído y vendido por el mismo.
Cuando yo toreaba casi todos íbamos con los choperas o choperitas, Espartaco fue el primero en independizarse, porque podía.
Eso lo conceptuó muy bien Juan Pedro: “hay que hacer una Champions League de 7-8 toreros con 7-8 ganaderías”. Yo le pregunté por la exigencia de la plaza, los aficionados, la presidencia… y me dijo “si no quieren pues se hace sin ellos”.
Quien pierde con todo esto no son los encastes minoritarios, porque no compiten en lo mismo, quien pierde son las ganaderías del mismo encaste que son desecho del desecho del desecho.
Por ejemplo, la plaza de Bilbao –que ya no es la plaza de Bilbao- ha bajado en presencia. Pero luego vas a Azpeitia y se parece mucho a Francia. Hay una comisión, y el beneficio es para las monjas de enfrente, y si se pierde no pierde el Ayuntamiento, pierden ellos, los aficionados.
   
¿Quién tiene la culpa de que hayan desaparecido tantos encastes?

Hay varios motivos. Primero, no los quería matar nadie. Luciano Cobaleda, que estuvo relativamente poco de ganadero (unos 20 años) estuvo 7 de ellos arriba. Su hijo me dijo un día: “entre Francia y Madrid nos mantenemos, mientras nos compren una corrida. Pero un día llegó un momento en que la empresa no encontró a nadie para matarla” (Bernadó me dijo en otra ocasión “mira, esas corridas mejor no recordarlas!!”). El día que Madrid no compró se acabó esto”.
Segundo, ya me lo han dicho varios: el primero que tuvo interés en que desapareciesen ciertas ganaderías fue Antonio Pérez , que fue quien consiguió convencer a los políticos de Madrid de usar la tablilla. Los patas blancas hacían sombra a los toros de Antonio Pérez, por movilidad y por su juego, y éste pensó que poniendo el peso real en la tablilla le ayudaría a su ganadería.
Luego hay un tercer motivo, que al llegar al Mercado Común hubo que sanear. Mucha ganadería de encaste minoritario se ha quedado lo mínimo (Fabrés por ejemplo, que casi desaparece).
Como dice Arturo Cobaleda “la selección me la hacen los veterinarios. Para qué tentar eralas, si lo primero que ahora busco es la salud”.
Y esto es una ley genética, no es una ley taurina, cuando una población decrece tiende a desaparecer.

 ¿Si no protestamos, los inválidos quién los devuelve?

Hay que buscar soluciones más profundas. Los aficionados miramos bajo nuestro punto de vista cultural. Los profesionales miran bajo su punto de vista comercial. Lo comercial es a corto plazo, las soluciones no han de ser para mañana, hay que pensar a 20 años. El único que puede volver a llenar las plazas es el toro. Siempre se dice “voy a los toros” no “a los toreros”.
Todo el mundo cría el toro para las figuras, que algo hará para serlo. Cuando lo mata quien no es figura se ve lo insulso del toro.
  
¿Qué podemos hacer los aficionados para entrar en ese modelo de gestión francés?

El aficionado ha de saber que hay que llegar a un acuerdo para que vengan las figuras también a las ferias. En Francia se consigue, pero los dineros de Francia no son los de España. Hay que saber dialogar. Siempre hay un gestor. Para hablar con profesionales no se puede ser aficionado y poner pegas. Hace falta un gestor que dialogue. Pero la última palabra es del alcalde, ojo.
Hay que dejar de pensar en la gallina de los huevos de oro.
Hay dos obligaciones en Francia: un ayuntamiento no puede tener pérdidas. Si no se te tira un verde al ruedo, y dice los dineros que valen los toros.
Esa es una, y luego otra es que los chavales entren gratis. No con un descuento en un abono, gratis.
Hay un proyecto en Francia en el que para que los jóvenes entren gratis en los toros se les exige un curso, no muy profundo pero sí muy amplio: un día en el campo –dónde viven los toros-, un día en ganadería, un día con los trastos, un día con Bonijol. No tienen que ser toreros, sólo entender las distintas partes.
Entonces se les da el pasaporte para la plaza. Que se hagan su opinión, si no se hacen taurinos al menos se harán respetuosos.



Y para abrochar la tanda, una última reflexión de André:

“Juan Pedro Domecq fue uno de los mejores ganaderos de su generación, consiguió lo que quería. Pero como se explica en el estudio que él pidió a la Universidad Complutense – se puede leer en el Tierras Taurinas de Tamarón”- la búsqueda de la fijeza y de la humillación en un toro es incompatible con la búsqueda de la casta.
De tanto repetir una cosa al final se consigue que se instale. Lo que antes era nobleza y fijeza, ahora los ganaderos lo llaman “bravura”. Lo que antes era bravura o fiereza, ahora los ganaderos lo llaman “genio”.
Ahora en el callejón no paras de escuchar “empújale pa´lante!!!”. Es decir, que el toro, si hay que empujar, sólo no va (¿?)
Hay que empujar una mesa, un toro no. Y esas palabras, poco a poco, invaden el mundo profesional”.

Y así nos recogimos, Atocha todo para abajo, pensando si somos tan pocos los trogloditas que pensamos igual que este gabacho menudo, o si de verdad quedamos más de los que creemos.

Próxima estación: José Morente el 29 de Noviembre,en el CEU: “De Joselito el Gallo a José Tomás. La técnica en el toreo”.

CARTEL GALA TAURINA 2012 - VILLA DE ANDORRA