miércoles, 30 de agosto de 2017

FERIA DE SAN MARTIN DE VALDEIGLESIAS


ENCIERRO CUÉLLAR 30/08/2017










EN EL RECUERDO JOSE CUBERO "EL YIYO" - HOMENAJE POR EL ANIVERSARIO DE SU MUERTE


JOSÉ CUBERO SANCHEZ”El Yiyo” nace en Burdeos (Francia) un 16 de abril de 1964, aunque nacido en Francia se considero madrileño, criado del barrio de Canillejas. Fue alumno destacado de la Escuela taurina de Madrid de la que tuvo dos compañeros de terna que recorrieron los cosos de España y Francia como son Lucio Sandín y Julián Maestro en la que un periodista taurino los bautizo como  “Los príncipes del toreo”.
El Yiyo, vivía con sus padres y dos hermanos Juan y Miguel,  relacionados también con el planeta de los toros, banderilleros, apoderado.
Con 11 años mato su primer becerro en publico.
En 1980 debutó con picadores en San Sebastián de los Reyes y finalizó esa temporada como líder del escalafón inferior, con 56 novilladas. Su mayor éxito fue conseguir el Zapato de Oro de la feria de Arnedo. El 14 de mayo de 1981 salió a hombros de Las Ventas en la primera novillada de  la Feria de San Isidro y su triunfo favoreció la alternativa, que  recibió en Burgos, el día 30 de junio, cuando Angel Teruel, en presencia de Manzanares, le cedió la muerte del toro “Comadrejo” de Buendía, de pelo entrepelado con el nº3.
Al año siguiente, el 27 de mayo de 1982 confirma su alternativa en la Monumental de Las Ventas de Madrid, de manos de José María Manzanares y con el testimonio de Emilio Muñoz, ante toros de Félix Cameno. Salió dos veces por la Puerta Grande de Las Ventas, ambas en 1983, concretamente los días 1 y 9 de junio.
En una época en que la ligazón y la reducción de distancias de Paco Ojeda dominaban el toreo, Yiyo se abanderó del clasicismo y la pureza del toreo, dogmas que en José Cubero se reunieron como virtudes para mandar en el toreo. Fue un torero medido, artístico, elegante y privilegiado. De línea clásica, pulcritud, buena técnica, gran valor y enorme vocación, templado, seguro y completo
Yiyo se presentó en Colombia durante las temporadas de 1984 y 1985 y lo hizo en Cali, Bogotá, Manizales, Medellín y Cartagena, siendo en esta última donde conquistó sus principales triunfos en Colombia, aunque en las demás tuvo destacadas faenas. Pero fue en “la heroica” en 1984, cuando cortó tres orejas el 8 de enero ante toros de El Aceituno y se llevó el trofeo al triunfador y a la mejor faena, trofeos entregados por la Alcaldía y la Peña El Clarín respectivamente.
El 26 de septiembre de 1984, en la plaza de toros de Pozoblanco (Córdoba) presencia la cogida mortal de Francisco Rivera “Paquirri” que le infiere el toro Avispado, y además lo tuvo que estoquear y le cortó las dos orejas.
En 1985 Yiyo realizaba la más completa de sus campañas. Se encontraba en la élite de las figuras de su tiempo, y como tal, sufría por la intransigencia de un sector de la afición de Las Ventas que le había impedido reconquistar los triunfos obtenidos un par de años atrás. Triunfo con fuerza, en Sevilla, Pamplona, Zaragoza y Dax en una temporada en la que reafirmó su temprana madurez y vitola de figura.
Estando en la cumbre de su carrera como torero y con gran popularidad, el 30 de agosto de 1985 sustituyó a Curro Romero en la plaza de toros de Colmenar Viejo, actuando al lado de “Antoñete” y Jose Luis Palomar, con toros de Marcos Nuñez. El sexto de la tarde, de nombre “Burlero”, permitió a José Cubero “Yiyo” una lidia muy artística que fue coronada con una soberbia estocada de la cual salió rebotado el torero. El astado, al sentirse herido de muerte, tiró el derrote seco al cuerpo del diestro, penetrándole la espalda y alcanzando el corazón, provocando así su muerte instantánea.
Curiosamente, alternó con Francisco Rivera “Paquirri” el día de la muerte de este último, provocada por una cornada del toro “Avispado” el 26 de septiembre de 1984, en la plaza de toros de Pozoblanco.
Poco tiempo después de la muerte del diestro, concretamente en 1988, el que fuera su apoderado Tomás Redondo apareció ahorcado, al no poder sobrellevar el dolor de lo sucedido en Colmenar. Y al poco tiempo fallecería “Chocolate” (su mozo de espadas), enfermo de pena, dolor y nostalgia.
Mediada la temporada, Yiyo sumaba 42 corridas, el mejor balance estadístico de su vida, cuando el 30 de agosto aceptó sustituir a Curro Romero que había mandado parte facultativo, por lo que hizo el paseíllo en Colmenar Viejo junto a Antoñete y José Luis Palomar.
Tres sustituciones lo habían lanzado en 1983 y la de Colmenar permitió que Yiyo interpretara una de sus mejores faenas. Para muchos críticos, la que realizó al sexto de la tarde, “Burlero”, número 46, con 497 kilos de peso, perteneciente a la ganadería de Marcos Núñez, fue un compendio de su más esplendorosa tauromaquia. Lo mató de un soberbio espadazo, pero el diestro resbaló en el embroque. Burlero, sin hacer caso a los desesperados capotes que intentaban el quite, olió el cuerpo del torero, y enceguecido por la estocada, el pitón derecho prendió el cuerpo de Yiyo partiéndole el corazón de inmediato.
Cuando Burlero cayó en la arena y Yiyo era llevado al callejón, el torero sólo tuvo alientos para decir “me mató”. Sus ojos perdieron el rumbo y trataban de esconderse en sus párpados aún abiertos; en la enfermería, los médicos sólo pudieron certificar su muerte. Los instantes que sucedieron fueron dramáticos y espeluznantes.
José Cubero tenía 21 años y fue enterrado en el Cementerio de la Almudena de Madrid. Su entierro, que tuvo lugar el 1 de septiembre de aquel año de 1985, fue multitudinario. El cortejo fúnebre partió del domicilio del torero, en el barrio madrileño de Canillejas, e hizo un alto en la plaza de toros de Las Ventas, que estaba abarrotada de público, donde se le dio una clamorosa vuelta al ruedo. Eran las cinco en punto de la tarde. Desde allí fue trasladado, a hombros de compañeros y amigos hasta el cementerio de la Almudena.
Posteriormente, se levantó un monumento en su honor frente a la puerta grande de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid.
Un extracto de "Yiyo, torerazo" una  bonita crónica del maestro Joaquin Vidal.
Yiyo, torerazo
JOAQUIN VIDAL, - Madrid - 02/06/1983
“Vino de suplente y ahí está, candidato a triunfador de la feria. Yiyo, esa es la figura. Yiyo, torerazo. Torero completo, en todas las suertes. Torero en la brega, en quites, y con la muleta, artista y dominador. El repertorio de la tauromaquia que plasmó ayer Yiyo ante la asombrada cátedra de Las Ventas, y cuando ya lo había desgranado con auténtica exquisitez, se mostró en su dimensión de torero de casta, valiente, decidido a triunfar a pesar de la bronquedad del toro y a pesar de la cogida. Este sí que es valiente, a carta cabal. Éste no se reboza por las sienes del borrego inválido, al amparo de su ceguera imposibilitándole la embestida. Éste se deja ver, aguanta la arrancada fuerte, desprecia el fulgor helado del gañafón. Y torea. Torea además con alma, e imprime la marca de su personalidad, sin necesidad de proclamarla o de fingirla cara a la galería. Porque lleva el toreo tanto en la cabeza como en el corazón, y ese toreo, de escuela, lo interpreta con la peculiaridad de su sentimiento, adecuándolo a las cambiantes condiciones del toro”.
… “Cuando cobró la estocada -que quedó baja- el triunfo ya era de apoteosis y la plaza entera le aclamaba. "¡Torero!, ¡Torero!". Salió a hombros por la puerta grande, y en aquellos momentos ocupaba un puesto cimero entre las figuras. La lección de Manolo Vázquez, la maestría de Antoñete y su distancia, la torería de Esplá, habían tenido por una tarde su síntesis en Yiyo; torerazo Yiyo”.

JOSE CUBERO "EL YIYO" - HOMENAJE POR EL  ANIVERSARIO DE SU MUERTE - MUSICA. PACO MARIN- "EL YIYO"- MILONGA